OPINIÓN

México lindo y querido

Santiago Argüello Mejía, PRODH

Hoy nos atraviesa en el pecho cada noticia de los parajes mejicanos en que se cosecha terror con cárteles y pandillas asesinas que agreden de sangre el sepia memorioso de sus fotografías. Más de cuarenta estudiantes a los que se hace desaparecer es el último dato de esta crónica del terror.
No queremos olvidar tampoco la matazón de Tamaulipas, que nos llegó casi como una novedad. Alguien nos dijo en ese entonces que era sólo la punta del iceberg de la violencia que vive ese país hermano; y es más grave de lo que aparece, se contabilizan más de veinte mil secuestros extorsivos cada año contra la gente que se arriesga inocente en el camino del exilio, en especial en el conocido “tren de la muerte”.
La crisis prospera atizada por esa compleja situación geopolítica que se concreta en tráfico de drogas, armas y migrantes hacia el vecino del norte. La depredación parece inevitable.
Y es aún más triste, hay quienes se niegan a ver las amargas consecuencias que se han traducido en pobreza cada día que se aferran más a las supuestas ventajas de los TLC y la cercanía inevitable con el imperio. Hay milpas que se resienten y tortillas que no llegan a la dieta diaria de los mejicanos más pobres. ¿Qué puede hacer el Estado en tales circunstancias?, pregunté con ingenuidad y la respuesta fue dolorida: “México no va a hacer nada señor, las decisiones se toman del otro lado de la frontera”
Con todo el esfuerzo que costó comprar la vaca, ella ya desciende por el río anegado patas arriba, como en el famoso cuento de Rulfo “Es que somos muy pobres”. Los intereses están muy por encima de las noblezas en la política exterior de los Estados y poco o nada importa la sensatez de un padre que le compra una vaca a su hija para que tenga un capitalito y no se vaya de “piruja”, como las hermanas.
Hoy sembramos corrupción, violencias, impunidad a tope y no la vemos venir. Hoy sembramos vientos en un llano agreste en que “se le resbalan a uno los ojos al no encontrar cosa que los detenga”. Y dormimos el sueño de los justos cuando hay una tormenta amenazante que arriesga con engordar el río y acabar con todo lo que se ha construido. La fragilidad tiene que ver con que el crimen organizado tiene presencia e influencia en la mitad de las municipalidades de todo el país.
No lleguemos al fatalismo de hablar de un Estado fallido, pero el día de hoy México conoce el fenómeno parasitario del narco-poder, que “vacuna” a los actores sociales y políticos. La violencia de los Zetas, los cárteles de Juárez, Tijuana, Familia Michoacana constituyen solo parte de su realidad mafiosa.
¡Nomás unos tiritos…! y ya se cuentan más de 5000 mujeres torturadas y asesinadas cruelmente en Ciudad Juárez… La impunidad campea y las ilegalidades de ciertas castas de poder se hallan protegidas. Cuando le planteamos la interrogante a un ilustre profesor de ese país explica que nos puede dar un curso sobre Juárez, pero empieza por el camino menos sospechado: negando que el fenómeno tenga que ver con la impunidad. Le expresé que el día en que sepa cambiarle de nombre a la impunidad haremos maletas para seguir su curso

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