OPINIÓN

El Robin Hood criollo

Los proyectos de ley de impuestos a las herencias y al patrimonio han logrado aumentar el descontento contra el gobierno de sectores de la clase media, media alta y alta, con lo cual y por diversos motivos, el gobierno se ha ganado detractores en todo tipo de sectores sociales. Si unos rechazan estos nuevos impuestos, otros rechazan los impuestos ya vigentes, otros se oponen a las salvaguardias, a la supresión del aporte del Estado al lESS, al atraco a los fondos de cesantía, a la limitación de las utilidades de trabajadores y empleados privados.
También hay los que están cansados de las mentiras, el abuso, la prepotencia, la manipulación, la agobiante propaganda gubernamental, los monólogos de los sábados con su descarga de insultos, descalificaciones, juicios y prejuicios. Además están los afectados por la persecución del gobierno, los enjuiciados, los coartados en sus derechos, los que defendían el Yasuní, y un largo etcétera. Muchos están descontentos por varias de estas razones o por todas y a diario, ciudadanos de la clase media salen a protestar en Quito y en otras ciudades. También, y no por las mismas causas, hay manifestaciones de campesinos e indígenas en el Azuay, de estudiantes secundarios, de la población en Galápagos.
Según Correa, estas manifestaciones o “calentamiento de las calles” buscan desestabilizar a su gobierno, son violentas y financiadas por la derecha, cuando el monopolio de la violencia y la represión, como es evidente, lo tiene el Estado. Estas protestas recuerdan a las de los forajidos, que en el 2005, jugaron un papel esencial en la caída de Lucio Gutiérrez. Dada esta situación que podría salirse de las manos al gobierno y recordando amargamente el 30-S, Correa decidió retirar los proyectos de impuestos a las herencias y al patrimonio, pero solo de manera temporal, lo cual es completamente anticonstitucional.
Con este ardid, el gobierno busca tiempo para tratar de que las protestas amainen y que durante su visita, el Papa no encuentre un país convulsionado por las manifestaciones y así, poder sacar el máximo provecho político de la visita del pontífice. Proceso que ya ha empezado, basta ver los afiches con la imagen del Papa sobre el fondo colorido del logo de “Ecuador ama la vida”.
Cuando el Papa se haya ido, Correa reenviará a la Asamblea los dos proyectos de ley. La ley de herencias lograría ingresos por unos 50 millones de dólares, que es menos de 1 milésima parte del producto interno bruto, PIB. Empezando por su monto, no podría ser nunca redistributiva. Además, es muy poco probable que llegue a los pobres porque solo en gasto corriente y pago de deuda, el gobierno debe gastar miles de millones de dólares por año. Más bien, tendría un fin electoral para lograr el apoyo de sectores populares creando una imagen o caricatura de Robin Hood criollo, cuando el gobierno de manera sostenida va perdiendo respaldo en todos sectores y las clases sociales del país.

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