EDITORIAL

Derecho a la resistencia, una piedra en el zapato del régimen

Rafael Correa afirmó que se arrepiente de haber cedido ante la iniciativa de Alberto Acosta de introducir el derecho a la resistencia en la Constitución.El pronunciamiento del presidente se realizó luego de varias jornadas de protesta que incluyeron la marcha indígena desde Zamora a Quito, un paro nacional, manifestaciones y bloqueos de carreteras en 14 provincias del país, convirtiendo el mes de agosto del 2015 en el de mayor participación y convulsión social durante el régimen de Correa.

Estas jornadas de lucha dejaron un centenar de detenidos, así como heridos y golpeados,Las manifestaciones incluyeron a indígenas, trabajadores, maestros, mujeres, médicos, estudiantes, ecologistas, jubilados, emigrantes retornados, entre otros, y también a ciudadanos de a pie no vinculados a gremios o movimientos sociales.La principal demanda común a todo este conglomerado variopinto de manifestantes fue el retiro de las enmiendas constitucionales de la Asamblea que viabilizarían la reelección indefinida de autoridades de elección popular, mediante la cual Correa podría ser reelecto en el 2017. En lugar de ello, se plantea una consulta popular para que la ciudadanía decida sobre este tema.

El presidente dijo también que incluir el derecho a la resistencia en la Constitución fue una novelería. Para Correa, la invocación de tal derecho constituyó una especie de coartada para justificar las protestas y en ese sentido ha sido mucho más que una piedra en el zapato para su gobierno.

A diferencia de lo que dice Correa, el derecho a la resistencia es una conquista democrática de la humanidad y cuyo logro ha costado la vida a muchas personas en todo el mundo a lo largo de siglos de luchas. En la actualidad, el derecho a la resistencia es uno de los derechos humanos fundamentales, reconocido en declaraciones y tratados internacionales y no una simple novelería. La sociedad civil no puede de ninguna manera asumirse como sometida a ningún poder, aunque eso lo pretenda cualquier gobernante.

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