OPINIÓN

El viacrucis del refugio

La avalancha de refugiados en Europa, que se estima alcanzará los 400 mil para fines del 2015, es considerada un “drama”, y la forma como está siendo afrontada por parte de sus autoridades como una “vergüenza”, porque no saben o no quieren resolver la mayor crisis de refugiados desde la segunda guerra mundial. Mientras tanto el número de los solicitantes de asilo que se desplazan por Europa aumenta exponencialmente.

La desesperación de miles de personas que huyen principalmente de la guerra en Siria, Afganistán, Irak, Somalia y Sudán, pero también de la pobreza en el África subsahariana o en países de Asia ya ha provocado la muerte de 2300 personas en el Mediterráneo en lo que va del año.

Si la imagen del niño sirio muerto en una playa turca causó consternación a nivel mundial, para los que siguen vivos su viacrucis a través de Europa es una verdadera pesadilla: la falta de alimentos, condiciones precarias de alojamiento, salubridad y transporte, manifestaciones de racismo y xenofobia por parte de la población local, incluyendo ataques a los campamentos donde se hacinan, todo tipo de agresiones por parte de la policía y de guardias fronterizos, la frustración de la solicitudes de asilo negadas, las fronteras cerradas que impiden el desplazamiento. Las cifras son elocuentes: los países de la Unión Europea han gastado 1800 millones de euros en cerrar sus fronteras y apenas la mitad, 900 millones, para enfrentar la crisis de los refugiados.

Mientras tanto, Alemania, objetivo final de la mayoría de refugiados, afirma que recibiría hasta 800 mil refugiados y se queja ante la indiferencia de los otros países que no están dispuestos a conceder asilo a un número considerable de refugiados. Por ejemplo, Gran Bretaña apenas aceptaría unos 20 mil refugiados en el mismo período. Fuera de Europa, Estados Unidos, principal responsable de las guerras de Siria, Afganistán e Irán- secundado eso sí por Gran Bretaña, Francia y Alemania- solo dará cabida a unos 10 mil refugiados sirios.

Por ahora, se acerca el invierno europeo y aparece un nuevo desafío para la supervivencia de los refugiados, muchos de ellos niños. Mientras tanto la Unión Europea no da una solución al problema, los países se tiran entre sí la pelotita en esta crisis, algunos han cerrado su frontera y la situación de cientos de miles de personas se vuelve más incierta y desesperante.

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