VOCES COMPROMETIDAS

Zona sur de Esmeraldas afectada por terremoto

Por: Piedad Ortíz, PROTOS

Varios días después del terremoto que asoló principalmente la zona sur de la provincia de Esmeraldas, y que igualmente afectó infraestructuras en otros cantones, incluyendo la capital provincial, el panorama es desolador. Mientras continúa el pánico generado por las constantes réplicas, la población ubicada en los albergues solicita agua, alimentación o abrigo. Funcionarios y funcionarias del municipio de Muisne, buscan modos de prestarles apoyo, pero no cuentan siquiera con combustible para sus vehículos. El sol inclemente afecta a los niños y tiene a toda la gente más sedienta. Algunas personas de las familias afectadas esperan en sus casas destruidas, a que llegue alguien de las instituciones estatales que prestan socorro, que dan «respuesta inmediata», pero éstas aún no se hacen presentes. Sus necesidades prioritarias son agua, comida y electricidad. Luego, un lugar donde dormir. La situación se repite en viviendas ubicadas en Bunche, Cabo San Francisco, Galera. Las autoridades han limitado el acceso a Chamanga, la zona más afectada con un 90% de las viviendas destruidas. El municipio ha instalado allí una oficina móvil. No hay servicios y hay poca presencia de voluntarios especializados para la remoción de escombros. El derecho humano al agua para las personas damnificadas no puede ser cumplido, los daños causados a los sistemas de agua son variables: desde el más grave en el sistema de la comunidad de San Vicente en el cantón Rioverde, corto circuito en los tableros del sistema de Montalvo-Lagarto, hasta fisuras de poca consideración en los sistemas comunitarios del cantón Muisne. Sin embargo, lo que afecta la dotación de agua es la falta de electricidad que impide el funcionamiento de los sistemas por más de tres días. Por otra parte, las comunidades más afectadas, como Chamanga, Daule, Puerto Nuevo, Muisne, ya desde antes del siniestro no contaban con agua, salvo por los tanqueros o algunos pozos, todo este sistema de dotación ya precaria, se ha visto afectado. Incluso si llega un tanquero en estos momentos, no se cuenta con depósitos para almacenarla. El agua embotellada también escasea, por lo que falta agua para beber a todos los damnificados, esa se vuelve su primera necesidad. Por último, por la cantidad de polvo existente, se vuelve imperiosa la necesidad de agua para el aseo básico personal. La emergencia provocada por el terremoto ha coincidido con un retraso desde el gobierno en la entrega de las asignaciones presupuestarias mensuales para los GADs, por lo que ni el GAD provincial, el municipal de Muisne o los parroquiales de Chamanga, Daule, Sálima, San Gregorio entre otros, contaban con recursos. Desde el Ministerio de Finanzas se está enviando los recursos adeudados a los GADs de Manabí, pero los de Esmeraldas aún esperan. Aún con ese panorama, los GADs se han articulado y prestan su apoyo con maquinarias, personal, raciones alimenticias, colchones y medicinas. Lamentablemente los procedimientos no son necesariamente ordenados y se evidencia insuficiente preparación para este tipo de emergencias.

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