EDITORIAL

¿De qué ciudadanía universal hablamos?

El lunes 11 de julio, setenta y cinco cubanos fueron deportados a su país de origen. Dos días antes fueronveinte y nueve los deportados, a un centenar más les espera similar suerte en los siguientes días.

Los cubanos fueron detenidos el 6 de julio en el parque del Arbolito, de la ciudad de Quito, donde se habían instalado desde hace varios días con el objetivode que el gobierno ecuatoriano les gestionara una visa humanitaria para viajar a México y luego poder ingresar a los Estados Unidos, donde gracias a la llamada “ley de ajuste cubano” -rezago de la época de la guerra fría- reciben inmediatamente una visa de trabajo e incluso una subvención económica durante un año.

En el imaginario de muchos cubanos, esta posibilidad y la referencia de parientes y amigos radicados en el país del norte, ha hecho que la emigración hacia Estados Unidos se vuelva una verdadera obsesión. Aunque en no pocos casos, se den la piedra contra los dientes una vez que llegan al país del Tío Sam.

La Constitución de Montecristi proclama el derecho a la movilización de todos los seres humanos y la ciudadanía universal. Fue así comoEcuador se convirtió en uno de los poquísimos países que no pedían visa a los cubanos, llegando entonces miles de ellos con visas de turismo. Muchos vinieron con la intención de quedarse, pero muchos más con el propósito de usarlo como trampolín para seguir viaje a Estados Unidos.

La vida en Ecuador no ha sido fácil para la mayoría de cubanas y cubanos, han enfrentado dificultades para conseguir visa y encontrar trabajo, abuso laboral, problemas para conseguir vivienda, xenofobia y otras discriminaciones.

Estos ciudadanos y ciudadanas han experimentado una serie de violaciones a sus derechos humanos durante los procesos de deportación que se llevan a cabo actualmente en Ecuador. Varios cubanos, a pesar de tener sus documentos en regla y contar con órdenes de libertad emitidas por un juez, fueron deportadosviolando el debido proceso y las sentencias judiciales. Tampoco tuvieron derecho a la apelaciónde la sentencia de deportación, ni sus abogados fueron comunicados de dichas sentencias. La orden de expulsión la dictó el Viceministro del Interior, Diego Fuentes. En los operativos de detención y luego de deportación, dirigidos por un general de Policía, se constató el uso desproporcionado de violencia, incluso contra menores de edad.El principio de unidad familiar que consta en la Constitución también fue violado por los numerosos casos de padres, hijos y esposos que quedan separados a causa de las deportaciones.

El discurso del presidente Correa del el derecho a la movilidad humana y de que ningún migrante es ilegal solo le sirvió para lucirse en foros internacionales. Mientras tanto en Ecuador se sigue deportando a ciudadanos cubanos. Las leyes y las sentencias judiciales se violan abiertamente una vez más, en este caso por orden de un viceministro, no se sabe si cumpliendo una disposición superior.

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