No se queje, no moleste, no tenemos plata
Con frecuencia ocurre que cuando un grupo de personas exige sus derechos al Estado, sea que hablemos de alimentación, vivienda, salud, educación, trabajo, seguridad social u otros,pese a lo establecido en la Constitución, recibe como respuesta queno existen recursos económicos.
Este discurso de moderación, prudencia y priorización de los dineros del Estado, viene acompañado de parte de los gobernantes de un llamado al conformismo y la quietud de los ciudadanos. Se nos dice que no seamos molestos e inoportunos, que no pidamos lo imposible, que no reclamemos lo dicho en nuestra norma suprema pues por ahora el Estado no tiene plata.
Básicamente se nos dice que es cierto que se incumplen nuestros derechos, que es verdad que las instituciones encargadas de prestar servicios básicos no lo hacen o lo hacen de manera deficiente, que es una realidad que los derechos del buen vivir son solamente una utopía. Pero que seamos pacientes, en algún momento de un futuro lejano las cosas mágicamente cambiarán.
Este discurso del Estado encierra una lógica perversa, por un parte nos obliga a entender que es normal no tener que comer, no tener turnos en el seguro social, no tener trabajo, no tener casa o no poder acceder a la educación. Por otra parte, nos obliga a aceptar como algo cotidiano que se exploten de forma desmedida nuestros recursos naturales o que se lo haga en zonas protegidas.
Sin embargo, este discurso malicioso y perverso se nos revela como absolutamente mentiroso y falso, cuando nos enteramos que nuestros representantes y nuestros servidores públicos siguen percibiendo jugosos sueldos, viajando repetidamente al exterior, etc. Mientras otros guardaban en sus casas o en cuentas bancarias cuantiosas sumas de dinero ilícitamente conseguidas. Millones y millones de dólares del pueblo ecuatoriano, producto de nuestro trabajo y salidos directamente de nuestros bolsillos. Y cuando los ciudadanos preguntamos qué ocurrió, escuchamos cosas tan irreales como que no existió perjuicio al Estado, que fue un error de buena fe, que fue una sola manzana podrida que actuó sin que nadie se diera cuenta.
Es por esto que este mensaje tiene como único propósito decirle a todo ciudadano y ciudadana, que está bien exigir nuestros derechos, demandar fiscalización, reclamar rendición de cuentas y responsabilidades de nuestros gobernantes, y que exigir todo esto no solo que está bien, sino que es nuestro derecho y también nuestra obligación.