¡Puentes sí, muros no!
Recién posesionado el nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se desarrollaron enormes manifestaciones contra el magnate convertido en mandatario del país más poderoso del planeta, las más importantes desde las protestas contra la guerra de Vietnam hace más de 40 años. Conocida como la marcha de mujeres de Washington, de hecho se trató de numerosas manifestaciones no solamente en ciudades de los Estados Unidos sino también en Europa, Asia, América Latina y Australia. Se estima que unos dos millones de personas, la mayoría mujeres pero también muchos hombres, participaron de estas movilizaciones globales de rechazo a Trump.
El multimillonario, egocéntrico y fanfarrón que acaba de llegar a la Casa Blanca, se ha expresado en los términos más ofensivos y humillantes contra las mujeres haciendo tabla rasa de su derecho a ser respetadas como seres humanos. Pero también ha arremetido contra los mexicanos, a quienes ha tildado de delincuentes y traficantes de drogas, a los musulmanes, convertidos automáticamente en sospechosos de ser terroristas por razón de su religión, y contra los inmigrantes en general que están convirtiendo a los Estados Unidos en un país cada vez más variado, multicolor y multicultural y menos blanco, protestante y anglosajón. Las comunidades GLBTI también han sufrido las arremetidas homófobas de Trump.
Y allí estuvieron activistas emblemáticas de la luchas por los derechos de los afroamericanos como Angela Davis, de los derechos de las mujeres como Gloria Steinem, lideresas sindicales como Esther López, famosas como Madonna, decenas de artistas y cientos de miles de mujeres de todas las edades y de todos los orígenes, acompañadas por familiares y amigos, gente común y corriente que tenían razones protestar. Entre otras pancartas, se podía leer: “Respeta mi existencia o espera resistencia”. “Puentes sí, no muros”. “Ten tus manos diminutas fuera de nuestros derechos humanos”. “El fuhrer naranja no es mi presidente”. “Fin a la supremacía blanca”. “Las vidas de los negros sí importan”.
Millones de personas manifestándose para que le quede claro a Trump que todos los seres humanos sean mujeres, migrantes con o sin papeles, musulmanes, latinos y afroamericanos o personas GLBTI tienen dignidad y derechos. Tienen sueños y tienen valores que no pueden ser pisoteados. En distintos rincones del planeta las calles se inundaron, y lo seguirán haciendo, con expresiones que llaman al respeto y valoración de la diversidad humana, y desde luego con voces de repudio a la prepotencia que administra al país originariamente construido desde las más variadas raíces.