EDITORIAL

¡Menos flores más derechos!

De acuerdo con las cifras de la Encuesta Nacional sobre Relaciones Familiares y Violencia de Género contra las Mujeres, que fue realizada por primera vez en el Ecuador a finales del 2011, el 60,6% de las mujeres en el país ha vivido algún tipo de violencia. Lo que quiere decir que 6 de cada 10 mujeres sufren o han sufrido violencia de género.

En términos aún más sencillos: al menos una de nuestras amigas, primas, sobrinas, tías, madres, abuelas, e incluso compañeras de trabajo, ha sido golpeada, maltratada verbal o psicológicamente, o peor aún, violada.

Pero la cuestión es más preocupante, pues si incluimos situaciones de la vida diaria, en apariencia inofensivas, tontas o sin importancia, todas hemos sido acosadas al menos una vez en nuestras vidas. Con esto me refiero no solo al “piropo”, también al roce indebido en el transporte público, a la mirada morbosa, al tocamiento abusivo, al uso sin permiso de fotos, imágenes o videosen redes sociales, entre otras prácticas naturalizadas.

Con tristeza seguimos premiando al acosador y satanizando a las mujeres y a quienes luchan por su causa: la de la igualdad de derechos; pues mientras él “solo es un hombre” o “es que lo tiene en su naturaleza”, ella es “una exagerada” o “una feminazi” o fue “que se lo buscó”.

Actos tan “inocentes” e “insignificantes” son en verdad el terreno fértil de la violencia de género, pues se seguirá naturalizando una posición superior del hombre sobre la mujer, y por tanto que las mujeres tengan que aguantar desde un piropo abusivo en la calle, hasta que sus parejas o ex parejas decidan cuándo y cómo debe morir.

¡Es tiempo de decir BASTA! Y tenemos que empezar por no criar machitos bravucones, ni princesas indefensas: empecemos por casa, por el ejemplo, tratemos igual en derechos y responsabilidades a nuestras hijas e hijos, sobrinas y sobrinos, nietas y nietos.

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