EDITORIAL

El panorama triste de la lectura en el Ecuador

En gran parte del mundo se celebra cada 23 de abril el “Día Mundial del Libro”, esto por una iniciativa de las Naciones Unidasque tiene ya una tradición de más de 20 años.En varios países de nuestro continente este día es recibido con iniciativas multitudinarias que promueven la lectura, ferias, encuentros, conversatorios y numerosos mercadillos.

En el Ecuador cada año el día del libro pasa sin pena ni gloria. El Estado fomenta algunos encuentros, principalmente en Quito y Guayaquil, se firman convenios y se presentan algunas ofertas esencialmente en la Casa de la Cultura. Desde el sector privado se realizan mayores esfuerzos, aunque aislados, pues son las propias librerías las encargadas de promover la lectura mediante eventos y ofertas, y así también lograr algunas ventas.

El panorama de la lectura en el Ecuador es sombrío, según estadísticas del 2012 presentadas por el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe, en el país se lee apenas medio libro al año y tan solo el 43% de la población es lectora.Otros datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos resaltan aún más esta problemática, el 56,8 de las personas que no leen en el Ecuador argumentan que no es necesario, seguido de un 31,7 que argumenta falta de tiempo. El ecuatoriano promedio lee una hora a la semana y su lectura favorita es el periódico.

La verdad es que el amor por la lectura no puede ser impuesto, sin embargo la empresa privada yel Estado tienen mucho por hacer, es necesario crear ciertas condiciones que favorezcan la lectura,por ejemplo:dar facilidades a productoras y distribuidoras de libros, establecer un control de precios para evitar los abusos, en general hacer todo lo posible para que el lector disponga de una gran variedad de libros a un precio razonable.

Así también es imperativo crear más y mejores bibliotecas y no solo en las grandes ciudades, y lograr además que dichos templos del conocimiento cuenten con profesionales capacitados que guíen correctamente y de manera lúdica la aventura de buscar un libro. No se puede dejar de lado el contar con las grandes ferias y eventos internacionales que permitan el encuentro entre autores y lectores.

La lectura no debe ser considerada un lujo o privilegio de unos pocos, tampoco puede ser solo un recurso al que acudimos por necesidad u obligación, la lectura es y debe ser el principal motor de un pueblo para alcanzar un futuro mejor, un futuro más justo y más humano. Un ciudadano que lee es un ciudadano que conoce, ejerce y exige sus derechos.

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