Entendiendo el femicidio

Para entender el femicidio primero hay que entender el camino lleno de obstáculosque enfrentan las mujeres. La discriminación empieza incluso antes de nacer, por ejemplo, en algunas partes de la India se considera que las niñas son una carga financiera y por eso se realizan abortos selectivos en función del sexo, en otros lugares del mundo suceden cosas similares.

A medida que las niñas crecen son más propensas que los niños a no recibir ni siquiera la educación básica. En Ecuador el analfabetismo de las mujeres es del 7.7% mientras que el de los hombres es del 5.8% (censo de 2010). Luego, si es que no se ven enfrentadas a abandonar la escuela por embarazos tempranos, tener que encargarse de labores domésticas u otras razones, muchas enfrentarán abusos y/o palizas de sus novios, parejas o esposos. Ni sus propias casas serán lugares seguros, también podrían sufrir acoso en sus lugares de trabajo.

En lo que va del año se registran alrededor de 83 femicidios en el país, 83 mujeres en su mayoría asesinadas por hombres a quienes conocían y en quienes probablemente confiaban. Cada dos días una de ellas fue vilmente asesinada. Y no se trata, como reportan de manera amarillista e irresponsable los medios de comunicación, de simples “crímenes pasionales” o “asesinatos por celos” aislados, sino de un problema enraizado en lo más hondo de nuestras sociedades: los hombres asesinan mujeres de manera sistemática.

Esto se debe a que se ha naturalizado la violencia contra la mujer como consecuencia de considerarla inferior al hombre. Por eso vemos como algo normal los chistes machistas, el uso de la fotografía de una modelo casi desnuda para promocionar productos y eventos, o el piropo callejero. Es considerado como natural que se pague menos a las mujeres que a los hombres por la misma labor, que se le calle cuando habla y se roben sus ideas, que las mujeres sean casi exclusivamente las encargadas de las labores domésticas, y así continúa una larga lista.

Si las mujeres son tratadas como objetos y no como personas, resulta lógico entonces que la sociedad y algunos hombres, se crean sus dueños. Por eso el femicidio es la última expresión de poder de un hombre. El asesinato es la forma suprema de disciplinar a una mujer que se niega a seguir inmersa en un ciclo de violencia y continuar con su vida, pero también es una expresión enferma de poder y control sobre el cuerpo y la vida de las mujeres.

Por eso, el asesinato de mujeres a manos de hombres es diferente del realizado por hombres contra hombres, pues el motivo es el odio profundo a la mujer, una discriminación estructural fuertemente arraigada y la creencia errada de que los hombres tienen una especie de derecho divino que les justifica matar y así mantener su hombría.

Es hora de decir ¡NO MÁS! Hoy gritamos: VIVAS NOS QUEREMOS. NI UNA MENOS.

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