Los dos últimos editoriales de nuestra organización han tratado sobre las marchas realizadas el 14 de octubre en Quito, Guayaquil y Manta, este editorial abordará de nuevo el tema pues existe todavía mucha confusión al respecto, y los impulsores de dichas marchas han manifestado seguir ante toda acción que ponga en riesgo la vida, la familia y la niñez.
Los lemas con los que se publicitó la marcha fueron: “Con mis hijos no te metas” y “Marcha por la familia y la vida”, en las entrevistas a los portavoces de las marchas se alertaba a la ciudadanía sobre una supuesta iniciativa de adoctrinar a niños, niñas y adolescentes bajo una “ideología” dañina, proveniente de un complot de grupos feministas y colectivos de personas homosexuales radicales y anarquistas. (Véase las notas acerca del tema en otros medios como el Universo, el Comercio, Radio Democracia y FM Mundo)
Dichos portavoces sostenían cosas como que el proyecto de ley orgánica para erradicar y prevenir la violencia contra la mujer pretende entre muchas otras cosas dar paso al aborto, permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo, acabar con la familia tradicional, satanizar a los hombres como si fueran delincuentes, quitarles a los padres la facultad de educar a sus hijos, imponer una educación sin valores cuyo propósito sería un libertinaje moral y sexual, confundir a los niños y reclutarlos para que sean gays y feministas.
Aclararemos varios puntos, el proyecto de ley para erradicar la violencia contra la mujer se encuentra aún en elaboración y discusión en la Asamblea, el texto del proyecto afirma que pretende establecer medidas para combatir la violencia contra la mujer (como su título lo dice) e impulsar la igualdad entre hombres y mujeres, dando cumplimiento a lo dicho en nuestra Constitución, y lo más importante, en ninguna parte del texto se dice algo sobre lo que se quejaban los marchantes del 14 de octubre.
Es decir, las marchas, sus lemas y sus portavoces desinforman y mienten descaradamente; sus preocupaciones y motivaciones son falsas, así de claro es el asunto.
Sin embargo, las marchas y las expresiones de los portavoces de esos movimientos han tenido repercusiones en la sociedad, en las conversaciones familiares, en el lugar de trabajo y ni qué decir de las redes sociales, que a punta de mentiras y desinformación se han llenado de odio contra las personas diferentes. Además, un proyecto que lucía prometedor para combatir la violencia contra la mujer y lograr la igualdad, poco a poco va perdiendo contenido, mire las últimas noticias sobre el proyecto de ley y se dará cuenta de lo que hablamos.
Solo queda decirles a quienes nos leen y escuchan, que lo mejor que pueden hacer es informarse bien sobre el tema y así no se harán cómplices de quienes sin fundamento y acudiendo a la ignorancia y el temor nos han desunido como familias, compañeros y ciudadanos.