La importancia del 25 de noviembre

El editorial de hoy está dedicado a recordar una fecha muy importante para los derechos humanos en el Ecuador. En primer lugar, el 25 de noviembre de 1997 fue el día en que se despenalizó la homosexualidad en el país, gracias a la sentencia del Tribunal Constitucional que declaró que parte del artículo 516 del Código Penal vigente para la fecha era contrario a la Constitución.

Si bien el texto de la sentencia dejó mucho que desear, pues equiparaba la homosexualidad a una enfermedad, la decisión fue un paso clave para avanzar en el reconocimiento efectivo de la igualdad de las personas en el país, y no penalizar las opciones sexuales de las personas nunca más con la herramienta jurídica más severa y terrible que tiene el Estado: la cárcel.

El segundo evento que se conmemora cada 25 de noviembre es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, jornada en la que se denuncia la violencia que aún sufren y viven las mujeres alrededor del mundo, tanto en los espacios íntimos como en los públicos. Aún falta mucho por hacer para que las mujeres se sientan y vivan seguras en lugares como el hogar, el trabajo, las aulas de estudio, el transporte público, las discotecas y bares, etc.

Aunque las formas de violencia contra la mujer más visibles y denunciadas son la física y la sexual, también debemos prestar atención a otras más sutiles como la económica, la psicológica y la verbal. Por ello, hoy más que nunca se hace necesario que nos pongamos las pilas sobre los proyectos de ley e iniciativas que nuestros gobernantes están debatiendo, y debemos cerciorarnos de que en verdad tengan enfoque de género

Y el enfoque de género no es otra cosa más que crear las leyes y programas poniéndose en los zapatos de las mujeres, para así imponer obligaciones y acciones a las autoridades públicas que de veras las protejan de la discriminación, menosprecio y violencia que enfrentan todos y cada uno de los días de su vida solo por el hecho de haber nacido en un cuerpo femenino.

Aunque falta mucho camino por recorrer para eliminar el odio y la intolerancia de nuestra sociedad, que este 25 de noviembre sirva para recordar el lazo de humanidad que nos une con independencia de los cromosomas con que nacimos, cómo nos identificamos o a quién hayamos decidido amar.

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