Los otros desaparecidos

Hace unos días se recordábamos los 30 años de desaparición de los hermanos Restrepo y al mismo tiempo se conmemoraban 30 años de lucha de su familia por saber la verdad de lo ocurrido, para obtener justicia y para que se repare de alguna manera el irreversible daño provocado por el Estado. Sin duda, lo ocurrido no solo ha marcado para siempre la vida de su familia sino que también se encuentra guardado en la memoria de todos los ecuatorianos.

Lamentablemente este caso no es el único en el Ecuador. Existen muchísimas otras desapariciones en todo el país, que aunque menos conocidas, encierran un enorme drama humano. Las estadísticas varían, pero según fuentes oficiales, se estima que al mes se realizan 500 denuncias por desapariciones en la Policía Nacional, algunas personas son encontradas rápidamente, otras no. El Ministerio del Interior dice que en el país existen 1502 personas desaparecidas, mientras que la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en Ecuador (Asfadec) afirma que son 4402.

Las estadísticas de desaparecidos que manejan el Estado y la sociedad civil no pueden provocar sino terror. Causa también terror que las instituciones públicas ecuatorianas no se pongan de acuerdo, unas son las cifras reportadas por la Policía Nacional, otras las del Ministerio del Interior, y otras las de la Fiscalía General del Estado; y por si fuera poco, todos difieren de los números que maneja Asfadec. El asunto es que no estamos hablando de números, sino de personas, de familias que sufren todos los días por aquel ser querido que un día se fue y nunca regresó.

Los familiares de personas desaparecidas también reclaman la falta de actividad del Estado, la descoordinación entre sus instituciones y el trato muchas veces indolente que les dan los servidores públicos, al igual que los incontables ofrecimientos vanos y sin resultados de las principales autoridades estatales. Actos que cada día los revictimizan, abriendo nuevas heridas en los familiares y amigos de quienes se encuentran desaparecidos. Todo esto sumado a la ya insoportable ausencia, al silencio y a la incertidumbre que tienen que afrontar cotidianamente.

Los familiares y amigos de los desaparecidos no se quedan solamente en la espera y en el dolor, sino que hacen propuestas concretas para que otros no sufran lo que ellos se encuentran sufriendo. Dicen en un comunicado de Asfadec: “Es necesario investigar de forma diligente y adecuar el marco normativo para que se tipifique la desaparición involuntaria en el Código Orgánico Integral Penal y así garantizar la judicialización de los casos. También, como hace varios años, creemos que es necesaria la capacitación de la Fiscalía y Policía, crear la base de datos de desaparecidos y unificar protocolos de búsqueda”

Como individuos y sociedad debemos unirnos a su lucha haciéndonos presentes en sus actos, marchas y plantones, firmando sus propuestas y sobre todo, asumiendo un rol activo y solidario, exigiendo al Estado acciones concretas y no meras promesas.

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