La ruleta rusa de nacer niña en Ecuador

Hace pocos días fue el 8 de marzo, día internacional de la mujer, una fecha que tristemente se ha vuelto un día más de ganancias para los comercios que venden flores, dulces y otras tantas baratijas de regalo, y se lucran como si fuera otro San Valentín de lo que debería ser una jornada de protesta, reflexión, crítica y movilización por la igualdad real, no solo en el papel, de las personas que constituyen la mitad de la humanidad.

Por esta razón, este editorial pretende continuar la reflexión sobre la terrible situación de miles de mujeres jóvenes en el país. De acuerdo con las cifras del colectivo Wambra en la investigación “Las niñas invisibles de Ecuador”, alrededor de 17448 niñas menores de 14 años parieron en Ecuador entre 2009 y 2016, en su mayoría por ser víctimas de violación.

Esto implica que en promedio llegan 2181 niñas cada año a los centros de salud y hospitales, pero como explica Wambra, son catalogadas por el personal de salud como “madres” y no como víctimas de un delito, lo que constituye la primera barrera para que ellas, que se ven forzadas a ser madres a edades tan tempranas como los 10 y 11 años, puedan acceder a la justicia, y a un aborto terapéutico, pues corren 4 veces más riesgo de morir que las mujeres embarazadas de 20 a 30 años.

Pero estos embarazos forzados conllevan también otras cosas como el contagio de enfermedades de transmisión sexual como el virus del papiloma humano, relacionado con casos de cáncer cervical, o el VIH-Sida, entre otras tantas. Además, en lo social pueden conllevar la expulsión de sus familias, la estigmatización, el ocultamiento ante su grupo cercano y la culpabilización de la sociedad tanto por tener el hijo como por no tenerlo, si es que llegara a tener la suerte de poder acceder a un aborto y también la suerte de salir viva de un servicio de salud brindado clandestinamente.

Mientras tanto los hombres que las violaron viven en la impunidad y hasta son encubiertos y apoyados por las personas que deberían haber protegido a las niñas. De acuerdo con CLADEM-
Paraguay: “obligar a una niña que no ha terminado de crecer a llevar a término un embarazo, ser madre y criar a un bebé debe ser considerado tortura o trato cruel, inhumano y degradante”, y como agrega Wambra: “además una forma de violencia institucional”.

Por tanto en Ecuador nacer niña, y pobre, es una ruleta rusa. ¡Basta de abusos! ¡Dejémoslas crecer y vivir en paz!

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