Por unos derechos humanos y feminismos cada vez más incluyentes

Con ocasión del 8 de Marzo, una periodista de una emisora de la ciudad entrevistaba a dos mujeres feministas y a una persona transgénero. Las mujeres hablaban sobre la lucha de los derechos de las mujeres dentro de una sociedad que sigue siendo machista, en la cual siguen habiendo cientos de víctimas de feminicidio por año, donde las mujeres que trabajan también siguen realizando la gran mayoría del trabajo doméstico, donde 6 de cada 10 han sufrido maltrato por parte de su pareja. Pero también enunciaron los indiscutibles avances de sus luchas como la aprobación de varias leyes y la articulación de un movimiento que ha permitido que las mujeres sean más valoradas y tomadas en cuenta en lo laboral, en lo político y en lo social.

Sin embargo, cuando le tocó el turno a Debbie, la dirigente trans, fue tajante: Dijo no identificarse con la lucha feminista de las mujeres y que para ella y las personas transgénero, el 8 de Marzo no significa nada o casi nada. Agregó: “La sociedad es binaria. O eres hombre o eres mujer”. Por eso, los trans se sienten en nuestro medio como un grupo incómodo, indeseable, extraño. Debbie señaló que: “Para las mujeres somos hombres con tetas y pompis y para los hombres somos mujeres con pene”. Después de cuatro años de lucha, los y las transgéneros del Ecuador lograron que en la cédula de identidad se pueda registrar el género. Recién ahora, en el 2018, esto se hizo realidad. Antes solo aparecía el sexo que solo puede ser masculino o femenino.

Pero la discriminación contra ese grupo va bastante más allá. “Si no eres hombre o mujer no puedes inscribirte en la universidad y te rechazan en casi todos los empleos. Es excepcional encontrar una trans abogada, médica, ni siquiera una secretaria. Como fuente de subsistencia solo nos ha quedado dedicarnos al trabajo sexual, el cual también es un trabajo digno. Somos un grupo hipersexualizado”. Pero esto les representa más problemas: a menudo sufren la burla y el desprecio de los transeúntes, el maltrato de los clientes, la explotación de los proxenetas y el contagio de enfermedades de transmisión sexual, la más devastadora el SIDA”.

Por eso Debbie cree que se debe generar un feminismo transgénero que permita luchar por sus derechos específicos dada su situación de enorme discriminación pero sin olvidar que ante todos son seres humanos y que por lo tanto deben gozar de los mismos derechos que el resto de la humanidad.

La propuesta de Debbie es muy importante, permite visualizar a un grupo invisibilizado y constantemente discriminado. La situación de vulnerabilidad de la personas trans es muy particular y por esa razón es necesario repensar los derechos humanos y los feminismos, caminando siempre hacia propuestas más incluyentes y que al mismo tiempo reconozcan nuestra diversidad. Luchemos todos juntos por unos derechos humanos y un feminismo cada vez más humano y diverso.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *