Pese a que vivimos en el siglo XXI aún las mujeres viven a diario una profunda discriminación que afecta sus posibilidades reales de triunfar en el mundo laboral, pero no somos conscientes de esta situación. Más allá de las gravísimas situaciones de acoso y abuso sexual, tanto en espacios públicos como privados, poco se habla sobre el impacto negativo que tiene la desigual distribución de las tareas domésticas en el éxito laboral y personal.
Así, existen varios estudios que señalan que las mujeres gozan de menor tiempo de ocio que los hombres, y en consecuencia, sus oportunidades de ascenso laboral se reducen en similar proporción.
La investigadora y docente Estrella Montes, sostiene que la mayor dedicación de la mujer al trabajo reproductivo “genera mayor cansancio disminuyendo su rendimiento laboral; dificulta su integración en las relaciones sociales informales de la organización; y limita su ascenso a las posiciones laborales más altas donde sea necesaria la dedicación a tiempo completo o la disponibilidad de hacer uso del tiempo privado para fines laborales”.
Además, si seguimos creyendo erróneamente que solo las mujeres son capaces de asumir la crianza de las niñas y los niños, y reforzamos esa práctica inequitativa, perderemos la posibilidad de que la mitad de la humanidad contribuya al desarrollo de la sociedad, pues el ocio creativo influye positivamente tanto en el bienestar personal de cada mujer, como en la creación de ideas nuevas para el desarrollo social, y además, en la paz de la familia, de la ciudad y del país.
Por eso, este mes de mayo en que se festeja a las madres en el Ecuador, en vez de regalarle pomposas tarjetas, flores, chocolates y otras cosas que poco perduran, regalémosles reconocimiento, tiempo, descanso y sobre todo calidad de vida. Y hagamos de aquello una práctica diaria y no solo un agasajo anual.