Por: Sonia Rodríguez, CEPAM Guayas
El escándalo por la violación a una joven en España nos ha puesto nuevas alertas para recordar la frecuencia y gravedad de los delitos sexuales. Los prejuicios sobre la sexualidad de las mujeres se mantienen, colocando la responsabilidad en ellas. “No gritó suficiente”, “no peleó con cinco agresores”, “no hay evidencia que le afectó, porque pudo retomar sus actividades” son algunos de los razonamientos expuestos en relación con este hecho.
Solo hombres que odian a las mujeres pueden cometer delitos tan graves, burlarse, vanagloriarse, difundirlo y decir que a ella le gustó. Felizmente, el movimiento y la solidaridad feminista siguen en aumento, lo cual ha permitido que más mujeres denuncien delitos similares en el país, ha permitido también evidenciar que los sistemas de justicia mantienen prejuicios sobre la sexualidad de las mujeres y de los hombres, reduciendo la responsabilidad y las sanciones que a ellos les corresponden.
Pero no es solo asunto de sanciones, hay que difundir la gravedad de estos hechos, hay que formar nuevos profesionales como abogados, médicos, trabajadores sociales, comunicadores y otros profesionales que cuenten con elementos para hacer análisis de género y ética para construir una sociedad más humana, es nuestro derecho.