Helen Bicknell y Nicola Rothon son una pareja de inglesas que se conocieron hace 16 años y se instalaron en el Ecuador desde el 2007. Aquí legalizaron su unión de hecho y decidieron ser madres para lo cual una de ellas concibió vía inseminación artificial y dio a luz una bebé, a la que llamaron Satya, esto en Malchinguí, zona rural de Pichincha, su lugar de residencia.
El problema surgió cuando quisieron inscribir a su hija en el Registro Civil con los apellidos de las dos madres, lo cual les fue negado ya que los funcionarios argumentaron que un niño o niña puede tener los apellidos del padre y de la madre, o únicamente el de la madre cuando se trata de una madre soltera y la criatura no ha sido reconocida por el padre. Pero no puede llevar los apellidos de ambas madres. Por lo tanto, el Registro Civil se negó a reconocer a Satya como ciudadana ecuatoriana y recibió una cédula de extranjera, pese a haber nacido en nuestro país.
Comienza entonces una lucha tesonera de cerca de 7 años de esta pareja para que su hija lleve los apellidos de ambas, ya que forman una familia estable desde hace varios años. Fue un largo tiempo en el que debieron enfrentar el enorme peso de la maraña burocrática, la ignorancia y la discriminación pero también recibieron al apoyo de las organizaciones que luchan por los derechos de los GLBTIQ y muestras de solidaridad de varias personas.
El 29 de Mayo pasado, luego de 7 años de silencio y pretextos la Corte Constitucional reconoció a Satya el derecho a la identidad y a llevar los apellidos de sus dos madres, así como la vulneración de sus derechos constitucionales a la tutela jurídica efectiva, a la identidad personal relacionada con la obtención de una nacionalidad, a la familia en sus diferentes tipos, a la igualdad y no discriminación, al debido proceso en la garantía de motivación y además al principio de interés superior de niñas, niños y adolescentes
Este reconocimiento constituye un importante triunfo para Satya y sus madres pero sobre todo es una victoria en la lucha por el matrimonio igualitario y la diversidad familiar en el Ecuador y también sienta un precedente importante en la defensa de los derechos de los niños y niñas y en contra de la discriminación.
Ahora Satya y también su hermano Arundel ya existen para el Estado ecuatoriano y llevan los apellidos de sus dos madres, aunque para lograr aquello se tuvieron que sufrir múltiples violaciones de derechos y se debió luchar muchos años. Esperemos tener pronto más buenas nuevas respecto al respeto, garantía y promoción de los derechos de todas las personas sin distinción.