Luego de hacer una búsqueda en diversos medios de comunicación y en internet es posible concluir que es muy poca la información existente acerca del cómo ayudar a nuestras hermanas y hermanos de Venezuela a superar la emergencia humanitaria que supone su éxodo masivo, por ello, y sin ánimo de publicitar a ninguna organización en particular, compartimos en el editorial de hoy un par de claves sobre este tema.
En primer lugar, si usted ha pensado realizar donaciones, lo mejor es hacerlo directamente a los lugares de refugio temporal, evite donar en páginas web o a personas que se autoproclamen como representantes de la comunidad de migrantes venezolana. En Quito, por ejemplo, comuníquese al teléfono 228-0542 del albergue San Juan de Dios, que recibe donaciones para las personas que se albergan allí temporalmente. Si prefiere donar boletos de bus acuda directamente a los terminales de buses de su ciudad.
Segundo, si va a donar ropa, tenga presente que esté limpia y en buen estado, además de que sea adecuada y útil. No por estar en necesidad las personas pueden y deben aceptar cualquier cosa. Así por ejemplo, evite donar tacos, ropa rota, vestidos, ropa interior usada, medias sin pareja, ternos de baño, entre otros, y entregue prendas acordes con el frío de la Sierra ecuatoriana y calzado limpio y cómodo.
Tercero: siempre póngase en el lugar de las otras personas. ¿Cómo se sentiría usted si hubiese perdido su hogar y sus pertenencias? ¿Qué pasaría por su cabeza si perdiera su rutina, su trabajo? ¿Si sus hijas e hijos no pudieran estudiar por un largo tiempo? Antes de juzgar recuerde lo que dice la Organización Oxfam “La población refugiada que solicita asilo simplemente desea vivir en un lugar seguro. No pretenden arrebatar hogares ni quitar trabajos, y no se merecen sufrir abusos o discriminación”.
Por eso nuestra cuarta recomendación: en vez de culpabilizar a las personas venezolanas por cobrar “poco”, denuncie a quienes abusan de ellas, y págueles lo establecido legalmente si contrata sus servicios. Personas inescrupulosas explotan su necesidad y se aprovechan de su desconocimiento de las leyes laborales, o incluso su temor por no tener todos los documentos en regla. Recuerde el número 1800 266822 del Ministerio de Trabajo y las oficinas de Defensoría Pública a nivel nacional.
Con grandes, e incluso pequeños actos, seamos parte de la solución y no del problema.