Definitivamente la capacidad de gestión del gobierno ha quedado completamente sobrepasada por la llegada de una marea de migrantes venezolanos, la misma que ha ido creciendo exponencialmente y que ha desnudado la incapacidad gubernamental de dar una solución justa e inteligente a un problema que, por cierto, no tiene nada de fácil. Capacidad que por cierto también fue sobrepasada durante el pésimo manejo de la crisis de los secuestrados en la frontera y que se saldó con su muerte.
Sin embargo, cualquier medida que se tome para enfrentar esta problemática debe estar enmarcada en el respeto irrestricto a las leyes nacionales como el derecho al libre tránsito y movilidad humana, a los acuerdos regionales a nivel de naciones sudamericanas y a los derechos humanos y el derecho humanitario en general. Y en este sentido, la apresurada decisión del ministro del interior de exigir el pasaporte a los venezolanos viola directamente varias leyes y acuerdos nacionales e internacionales por lo que la Defensoría del Pueblo solicitó que el gobierno dé marcha atrás con esta medida. La suspensión de esta medida fue dispuesta por la jueza correspondiente.
Pero un nuevo decreto, el 244, fue expedido por el ministerio de Relaciones Exteriores, por el cual se exige a los venezolanos que deben presentar un certificado de validez de su cédula de identidad. ¡Otro decreto ilegal más! El Ministerio del Interior afirma con este documento se garantiza la seguridad de los venezolanos y de nuestro territorio. Por el contrario, este decreto favorece el tráfico de personas y de documentos realizado por mafias así como el cruce fronterizo por pasos no autorizados.
De esta manera muchos migrantes quedarán en situación irregular y estarán expuestos a la trata de personas en todas sus variantes. Y desde luego, para nada garantizará la seguridad de los ecuatorianos. Ni tampoco se frenará la migración porque los venezolanos la ven como la única opción para su supervivencia y por eso llegan al país incluso a pie, luego de caminar semanas enteras, sin apenas comer, enfermos, durmiendo a la intemperie y expuestos a todo tipo de riesgos.
El gobierno debe entender que se trata de una catástrofe humanitaria y que por tanto, se debe garantizar el ingreso al país de los migrantes y facilitar la reunificación familiar y para aquellos que van a otros países, que son entre el 80 y el 85%, apoyar para que puedan llegar hasta la frontera sur. Los migrantes no deben ser vistos como una amenaza ni como una tragedia. Hay malos elementos, seguro, como los hay también aquí. Pero la mayoría son gente que lucha por la vida con mucha valentía y tiene muchas virtudes, es talentosa, decidida, emprendedora y que pueden llegar a ser un aporte para el país y no una carga ni una desgracia. Igual que miles de migrantes ecuatorianos lo han sido en Venezuela.