Aproximadamente 11.500 migrantes intentan llegar a los EEUU en busca del “sueño americano”, los migrantes son de nacionalidad hondureña, nicaragüense, guatemaltecos y mexicanos. Precisamente estos países se encuentran entre los más peligrosos, pobres y con menor acceso a derechos en la región. Su estado deplorable se debe principalmente a décadas de intervención norteamericana, golpes de estado y conflictos armados respaldados y financiados por los EEUU, imposiciones económicas desfavorables y sanciones económicas impuestas por ese país.
Es así que los migrantes abandonan sus países, dejan su vida, amistades y posesiones atrás y se ven forzados a caminar entre 40 a 50 kilómetros diarios en condiciones infrahumanas, sobreviviendo en base a donaciones, no por gusto sino por desesperación, por la necesidad de escapar de la violencia y pobreza extremas y de buscar soluciones ante el acceso limitado y en algunos casos inexistente a bienes y servicios indispensables para la vida.
La gran mayoría de migrantes buscan cruzar la frontera norteamericana para solicitar asilo, otros pocos han decidido intentar acogerse a la situación de refugiado en los EEUU o en México, es decir los migrantes intentan acogerse a las distintas posibilidades para que su estancia sea considerada legal, pues tanto el asilo como el refugio son condiciones que se otorgan a los migrantes en caso de peligro y/o extrema necesidad.
Ante esto, el gobierno de los Estados Unidos ha puesto su grito en el cielo, el presidente Trump dijo en rueda de prensa que “cuando [los migrantes] lancen piedras como hicieron con el ejército y policía de México, yo les digo a nuestros militares que lo consideren un rifle”. Su vicepresidente Mike Pence, en cambio dijo que los migrantes forman parte de un complot creado por demócratas, defensores de derechos humanos y los medios de comunicación.
La situación es preocupante, los EEUU ha decidido militarizar su frontera con 7000 efectivos con armas letales y equipamiento semejante al de una guerra, todo esto bajo una operación denominada “Patriota leal”. Además, se espera que 1000 personas que forman parte de “grupos civiles armados” lleguen a las fronteras para combatir lo que ellos han llamado una invasión y una amenaza contra su estilo de vida. Estos grupos de fanáticos se sienten respaldados por las políticas y expresiones racistas y xenófobas de Trump y su gabinete, pese a que lo que pretenden es evidentemente ilegal e inhumano.
Por su parte, los migrantes han dicho a los medios de comunicación: “no estamos armados, no somos un ejército, somos gente humilde”, “necesitamos ayuda esto se trata de una emergencia”, “nos encontramos cansados y enfermos”. Incluso se ha denunciado que en México desaparecieron varias decenas de migrantes sin saberse nada sobre su paradero.
Es así como los EEUU quitan el cuerpo ante una problemática que ellos mismos crearon, y que pretenden combatir como si se tratase de terroristas a seres humanos a quienes han demonizado, discriminado y amenazado. A seguir con atención los sucesos de los siguientes días y semanas, recordemos que la movilidad humana es un derecho.