Recientemente, los waoranis, grupo indígena de la Amazonía de nuestro país, lograron un triunfo judicial histórico enfrentándose con el Estado ecuatoriano, representado por los Ministerios del Energía y Recursos No Renovables y del Ambiente. Es así que se impide temporalmente la realización de actividades petroleras en al menos 16 comunidades waoranis, en un territorio de alrededor de 200 mil hectáreas.
En su demanda los indígenas argumentaron que en 2012 fueron engañados por funcionarios petroleros quienes les ofrecieron regalos, alimentos y el desarrollo de proyectos de educación, salud, entre otros, sin especificarles nunca que toda esa “generosidad” era a cambio de permitir la explotación petrolera en sus territorios ancestrales.
Los representantes del estado ecuatoriano no tuvieron en cuenta estándares interculturales ni la inexistencia en lengua wao de términos como licitación, ronda petrolera, regalías petroleras, ni que muchos mayores no conocen el castellano, tampoco de que se trata de un pueblo cuyo contacto con la cultura occidental es reciente y muchas de sus características aún les resulta incomprensibles e incluso repudiables.
La presidenta del Consejo Waorani de Pastaza (Conconawep), Nemonte Nenquino declaró: “que quede claro: defendemos nuestra selva, nuestra cultura y nuestro derecho con nuestra vida. Hemos triunfado y continuaremos luchando para mantener la selva para todo el mundo”.
Para Nenquino el petróleo significa muerte: “yo he visto con propios ojos en el norte de la Amazonía el agua contaminada, el aire contaminado, la tierra contaminada, hasta la cultura contaminada, los indígenas hablando español y tomando mucho alcohol”.
Las palabras de Peke Tokare, un anciano sabio, resumen en lengua wao la consigna de su pueblo: “Monito ome goronte enamia”, es decir “nuestro territorio no se vende”.
La jueza provincial de Pastaza, Esperanza Araujo, en su sentencia estableció que hubo vulneración al derecho a la consulta previa libre e informada y a la autodeterminación de los pueblos ante la explotación petrolera en la zona.
El día de la audiencia, varios dirigentes, en su mayoría mujeres, realizaron el largo viaje desde sus comunidades hasta el Puyo. Luego de la sentencia, festejaron su triunfo con cantos y bailes, alzando sus lanzas.
A pesar de la apelación que ya informaron solicitarán los abogados del Estado, la jurista de los waorani cree que la sentencia a favor de los indígenas debe ser ratificada por estar muy bien fundamentada y ser justa.