Hace 500 años, los habitantes ancestrales de lo que hoy es el Ecuador ya llevaban miles de años aquí, con sus culturas, organización social, formas de gobierno y de justicia, uso de la tierra y conocimientos ancestrales.
Pero la conquista española impuso a sangre y fuego, con la biblia y la espada, su cultura y su religión y el despojo de las riquezas, de los territorios y de las lenguas de los pueblos originarios. Los “indios”, así llamados erróneamente por los españoles, fueron humillados, excluidos, explotados, menospreciados, asesinados, las mujeres violadas. Y a pesar de todo eso, después de cinco siglos siguen existiendo, siguen resistiendo y siguen alzando su voz y son sujetos políticos y sociales que defienden sus derechos (y también los de los demás sectores del pueblo), y ese protagonismo genera rechazo entre distintos sectores de la sociedad mestiza y occidentalizada, expresado en comentarios y actitudes racistas.
A raíz de los sucesos de Octubre pasado, el tema del racismo, más específicamente el racismo contra los indígenas, que existe desde la colonia y siempre ha estado latente, se ha manifestado con especial virulencia. Ya sean funcionarios del gobierno, autoridades locales, políticos activos, exfuncionarios de gobiernos anteriores, dirigentes empresariales, medios de comunicación y periodistas, es amplio el espectro de quienes han tenido expresiones racistas y han rechazado el rol protagónico de los indígenas en las manifestaciones. Lo que resulta intolerable para estos sectores es que los indígenas luchen por sus derechos y por ser tratados como iguales y que encima -se dice- solo representen al 7 % de los ecuatorianos.
Más allá que hubo infiltrados correístas en las manifestaciones, la protesta no fue solo de los indígenas sino de amplos sectores populares y tuvo carácter nacional pero para el gobierno de Moreno los indígenas son aliados del correísmo por haber realizado una protesta en su contra, visión maniquea y sumamente pobre en argumentos muy al estilo de Correa justamente.
Las declaraciones de ciertos dirigentes de la CONAIE que tal vez ya estén pensando en las próximas elecciones pueden ser inapropiadas y hasta cuestionables pero los medios han reaccionado con fuertes ataques contra todos los indígenas. Incluso un par de expolíticos han establecido en la Fiscalía demandas judiciales contra dichos dirigentes.
Si Jaime Vargas dice que los funcionarios deben pedir permiso para ingresar a las comunidades, eso está muy mal pero si Cynthia Viteri manda a bloquear los puentes de ingreso a Guayaquil para que no entren los indios no pasa nada. Eso es racismo. Cuando Nebot dice que los indígenas deben quedarse en el páramo, también es racismo. Y ni que decir cuando un dirigente empresarial solicita a los militares que den bala a los indios para terminar con las protestas. Y en nuestro país hay muchos que son racistas y ni siquiera se dan cuenta, les resulta cotidiano y de lo más normal.