Limpiar la playa es cuidar la vida

Hace pocos días circularon imágenes del penoso estado en que quedaron las playas de Salinas luego del feriado y las fiestas de fin de año. Las autoridades municipales reportaron que se recogieron alrededor de 420 toneladas de basura, de las cuales, 120 correspondían a los desechos arrojados en el malecón.

Para contextualizar un poco acerca de las aterradoras cifras conviene hacer un simple ejercicio de comparación: primero, se calcula que una persona latinoamericana que viviera hasta los 75 años generaría aproximadamente 17.2 toneladas de desechos durante toda su vida. Si se toma en cuenta que los desechos arrojados en el malecón durante los cinco días de feriado suman 120 toneladas, entonces estas equivalen a la basura que 18 personas habrían generado durante toda su vida.

Lamentablemente no es el único caso ocurrido en el país, dado que durante el feriado de carnaval de 2018 se reportaron 700 toneladas de desechos recogidos de las playas de Montañita.

La indignación es evidente ante tal comportamiento que resulta desconsiderado, inconsciente y nada cívico por parte de las personas que visitan las playas ecuatorianas y no son responsables de sus desechos. La solución no está solo en realizar campañas de concientización o de ampliar los servicios públicos de recolección de basura, sino en cambiar la forma de relacionarnos con las demás personas, con otros seres vivos y con la naturaleza.

Es importante tener presentes y aplicar las tres R’s del reciclaje: Reducir, Reciclar y Reusar. Así, además de botar la basura en el tacho, se debe evitar generarla sobre todo si es plástico. Otra práctica que se pueden evitar es enterrar en la arena las colillas de cigarrillos, no solo por lo desagradable que es encontrarlas en la playa, sino porque las sustancias tóxicas que contienen contaminan más de 50 litros de agua.

Ya es momento de replantearse los discursos retóricos sobre las niñas y los niños, sus derechos y lo “importantes que son las futuras generaciones”, pues en este caso del dicho al hecho hay demasiado trecho. Las acciones antiecológicas de las y los ecuatorianos solo demuestran lo contrario, parece que en verdad no les importa en qué planeta van a vivir “sus niñas y sus niños” sino lo que importa en verdad es la fiesta y la “bielita”.

Teniendo en cuenta que en un par de semanas llegará un nuevo feriado, el de Carnaval, terminamos diciendo: Si no pones la basura en su lugar… ¡mejor no vengas a la playa!