Por: Juan Carlos López, ReAct Latinoamérica
Desde que la pandemia del coronavirus Covid 19 apareció y se extendió desde China al resto del planeta, con alrededor de 335 000 casos confirmados y más de 15 mil muertes, los sistemas de salud pública debilitados, como la mayoría de sistemas de la región de América Latina, suponen un riesgo para las y los trabajadores de la salud, quienes se vuelven vulnerables ante la enfermedad al no contar con las garantías de seguridad para realizar su trabajo.
Al respecto existe una gran preocupación con la propagación del coronavirus dentro de los hospitales, así como también en las unidades ambulatorias de salud. En la comunidad en general, se espera que una persona con el virus infecte a 2 o 3 personas, pero dentro del alcance de los servicios de salud, un profesional de la salud infectado puede infectar hasta a 9 personas.
De allí, los riesgos que esto significa, tanto para los prestadores de servicios de salud y personal de apoyo, como para sus familias y el resto de al colectividad. La seguridad del paciente y del profesional depende de cada persona, pero también de los factores organizativos, la disponibilidad de recursos y el apoyo de liderazgo son fundamentales, aún más ante una pandemia.
La Internacional de Servicios Públicos destaca varios aspectos a considerar para disminuir los riesgos para la salud pública desde el ámbito hospitalario: asegurar que se apliquen todas las medidas y procedimientos de prevención y protección necesarios, y los trabajadores están obligados a seguir los procedimientos de seguridad y salud ocupacional establecidos y los protocolos proporcionados; el sistema de salud debe brindar información transparente y oportuna a los trabajadores y sus organizaciones sobre el número y la ubicación de las infecciones y la información más actualizada sobre la enfermedad; el Estado debe garantizar los derechos laborales como estabilidad, jornadas y salarios justos; destinar fondos suficientes para los servicios de salud, incluida la investigación de enfermedades infecciosas.
Por otro lado, también la ciudadanía cumple un rol importante y debe involucrarse de manera consciente, evitando el desabastecimiento de recursos necesarios y fundamentales para garantizar la seguridad y salud de los trabajadores.