En lo que va del año han sido asesinadas en Ecuador alrededor de 5 personas sexualmente diversas, aunque según reportan algunos medios de comunicación el registro es incierto por la pandemia y podría haber muchos más asesinatos de odio contra personas gays, lesbianas, bisexuales, transgénero, transexuales e intersexuales.
Las dos últimas víctimas son Javier Viteri, un joven de 22 años, y Viviana, una persona trans de 50 años. Sus asesinatos tienen en común el odio, reflejado en una violencia descomunal por parte de sus victimarios, pues a Javier le asestaron 89 puñaladas, mientras que a Viviana le degollaron, patearon el rostro y dispararon en la cabeza.
Javier y Viviana eran dos personas que solo querían lo que cualquier otro: trabajar y vivir en paz, pero los sueños y aspiraciones de estas dos personas, que solo querían servir a la sociedad desde sus proyectos de vida, fueron truncados por manos criminales.
Unas manos criminales alimentadas por años y años de crianza basada en estereotipos y prejuicios homófobos y transfobicos, alimentados por mensajes de la prensa y medios de comunicación que nada ayudan a fomentar el respeto de los derechos de las personas sexualmente diversas.
Pero, además, otra muestra del odio a personas de la comunidad GLBTI sería la forma en que la justicia aborda la investigación y juzgamiento de los casos; por ejemplo, el caso de Javier no fue conocido como un delito de odio sino como uno de presunto “robo con resultado de muerte”. En palabras de Diane Rodríguez de la Asociación Silueta X: “No se mata a una persona con 89 puñaladas simplemente para robarle. Este tipo de crímenes no se los puede invisibilizar”.
Por esto, es necesario que las autoridades públicas de todo el país realicen con la mayor de las diligencias todas las actuaciones de investigación, acusación y juzgamiento de las personas que pusieron fin a la vida de Viviana y Javier. No es posible que la impunidad siga siendo la regla de oro a la hora de tratar los daños a los derechos de las personas de la comunidad GLBTI, y como señalan diversos grupos activistas defensores de estos derechos, durante este mes del orgullo: ¡SIN JUSTICIA NO HAY ORGULLO!