Las Islas Galápagos, un paraíso en peligro de muerte

Hace casi 42 años las Islas Galápagos fueron declaradas por la UNESCO como Patrimonio Natural de la Humanidad, las razones sobran, su fauna y flora incomparables, su diversidad natural sin precedentes, sus ecosistemas únicos en su tipo, su belleza e importancia histórica. Precisamente nuestro archipiélago fue pieza fundamental para que Charles Darwin en 1859 escribiera sobre la teoría evolutiva de las especies, sin embargo, este paraíso se encuentra hoy más que nunca en peligro de extinción.

Una flota pesquera, de aproximadamente 260 barcos, se encuentra en el límite de la Zona Económica Exclusiva del Ecuador realizando actividades de pesca, no se saben con exactitud todos los detalles, pero se estima que se trata de una flota conformada en su mayoría por barcos de China, pero también de muchos otros países. Los lugareños incluso alegan que dichos barcos suelen ingresar a aguas nacionales e invaden la reserva marítima.

Debido a varias actividades de decomiso realizadas por el Estado ecuatoriano y por numerosos informes de organizaciones animalistas y de protección del medio ambiente, se conoce que existe una pesca masiva y descontrolada de numerosas especies marinas, sobre todo el tiburón es la más depredada debido a su alto valor comercial en los mercados asiáticos, otras especies afectadas son las mantarrayas, atunes, calamares, tortugas e incluso ciertas aves de la zona.

Las técnicas de pesca empleadas por estos barcos se caracterizan por ser invasivas, no sostenibles y causan gran afectación ambiental; por ejemplo, una de estas es el “palangre”, en ella se utilizan millones de anzuelos que forman una barrera o barricada infranqueable para cualquier especie, con la que se capturan toneladas de animales sin ningún tipo de distinción, no importa si son especies protegidas o en peligro de extinción, o si se encuentran todavía en crecimiento o formación.

A todas luces la legislación nacional y los instrumentos internacionales se han visto como insuficientes ante la depredación masiva de las especies marinas.Las autoridades nacionales han sido tibias en sus pronunciamientos y acciones, es evidente que les asusta disgustar al país asiático que es nuestro acreedor en múltiples deudas. Los representantes diplomáticos de China simplemente han señalado que mientras se cumpla la ley no tienen nada que señalar.

No les importan los daños irreparables que se causan a la naturaleza, al medio ambiente y al ecosistema único de Galápagos, ni el sufrimiento que se causa a seres vivos y sintientes, pues cabe recordar que a los tiburones solo se les pesca para cortarles sus aletas, estando vivos para luego echarlos por la borda para morir cruelmente en el fondo del mar, en una agonía imposible de describir, pues ya no pueden nadar ni alimentarse, todo por satisfacer el voraz apetito de unas pocas personas.

Como ciudadanos y habitantes del Ecuador y este planeta estamos en nuestro derecho y obligación de exigir al gobierno que tome con prontitud todas las acciones necesarias, incluso con cooperación regional y de instancias internacionales, para hacer respetar los derechos de la naturaleza y los derechos de los animales.