El 3 de octubre del 2019, los transportistas iniciaron un paro nacional debido a las nuevas medidas económicas tomadas por el gobierno que incluían suspender el subsidio que tenían los combustibles desde hace 46 años. Con el pasar de los días las protestas fueron tomando cuerpo, ya que no era sólo el tema de los combustibles, las demandas crecían y reflejaban el gran descontento de la gente.
Una de las ciudades en las que se vivieron con mayor intensidad las protestas de octubre fue Nueva Loja, capital de Sucumbíos, que además es la provincia más petrolera del Ecuador, sin embargo sus riquezas naturales no han logrado mejorar la vida de la gente. Son 40 años de explotación petrolera y las necesidades básicas de la población amazónica siguen insatisfechas.
Para enfrentar esta situación, meses atrás se había conformado el Frente de la Sociedad Civil por la Defensa de los Derechos de la Provincia de Sucumbíos, integrado por 60 organizaciones sociales; cuyo objetivo era exigir que exista y se emita, de manera urgente, el reglamento de la Ley Amazónica y también el reglamento de la Ley de Desarrollo Fronterizo. Sin embargo, las autoridades encargadas de atender estas demandas hicieron caso omiso; pasó el tiempo llegando octubre y con ello el paro nacional.
Los 9 de Sucumbíos es una historia que se construyó durante las manifestaciones de octubre de 2019. Durante las protestas hubo varios ciudadanos y autoridades de la provincia que fueron detenidos y posteriormente enjuiciados; mientras otras personas fueron detenidos y puestos en libertad de manera inmediata y sin cargos, evidenciando lo arbitrario de estas detenciones.
Las fuerzas militares llegaron a Sucumbiós, rodearon las instalaciones de Petroamazonas, lanzaron gases lacrimógenos a la gente que se encontraba en el interior y detuvieron a aproximadamente 150 personas que posteriormente fueron liberadas una a una, dejando detenidas a nueve personas, entre ellas: el señor Amado Chávez, prefecto de la provincia de Sucumbíos, Yofre Poma, asambleísta nacional, Víctor Burbano, concejal del cantón Lago Agrio, Jenny Rodríguez, presidenta de los servidores públicos de la provincia Sucumbíos, funcionarios como José Gómez Barragán, de igual manera gente de la población como Roberto Pachacama, Carlos Chacha, Gonzalo Villamil y Steven Torrez.
Debido a la poca claridad en la elección de los detenidos, el hecho se puede relacionar con un interés especial por los responsables de la asamblea provincial organizada para demandar la atención del gobierno. Se cree que toda esta situación estuvo planificada y dirigida para tratar de desestabilizar esa asamblea provincial, que puntualmente estuvo encabezada por el señor prefecto.
A pesar de que los nueve detenidos fueron llevados a Quito para ser juzgados, en la provincia de Sucumbíos se mantenía una fuerte lucha a pesar del duro golpe a quién lideraba las movilizaciones. Desde aquel momento empezó la lucha por la libertad de los 9 detenidos. Aún con la derogación del decreto 883 que dejó sin efecto la eliminación de los subsidios a los combustibles, las dudas y la preocupación sobre el porvenir de los presos en Quito continuaba, allí es en donde surge la vigilia permanente de Sucumbíos.
La vigilia de Sucumbíos es una novedosa forma de resistencia establecida en esta provincia que empezó con una carpa instalada en el parque recreativo Nueva Loja que reunía a familiares, amigos, conocidos, dirigentes de diversas organizaciones para reflexionar, planificar, rezar y diseñar acciones; luego se convirtió en un fuerte movimiento que migró al ámbito digital debido a la situación de emergencia por la pandemia.
En noviembre de 2019 salieron en libertad condicional 4 de los nueve detenidos, quienes fueron sentenciados por el delito de paralización de servicios públicos y con la acusación de que en las dos horas de paralización, el Estado perdió 1,7 millones de dólares por dejar de bombear petróleo, argumentos que fueron desmentidos en el juicio.
A un año de estos hechos, las voces de Sucumbíos continúan altivas aunque no se ha resuelto el caso de los 9 de Sucumbíos, así como tampoco las enormes necesidades que vive la provincia.