Hace unos días María Alejandra Muñoz, vicepresidenta de la República, la cuarta durante el mandato de Lenin Moreno, realizó un viaje a Europa para -según se ha afirmado- efectuar acuerdos relacionados con atención de salud y educación, entre los Estados visitados estuvo el Vaticano. Este viaje ha sido muy criticado y con razón.
¡Nos encontramos en pandemia! La mayoría del mundo ha tenido que adaptarse al distanciamiento social, a encontrarnos con nuestros familiares y amigos a través de una pantalla para cuidarles y cuidarnos, y así también a efectuar nuestras actividades en teletrabajo y reducir al mínimo la interacción. Pero esto no aplica para la vicepresidenta, las razones por las cuales no aplica no han sido explicadas ni por ella ni por el gobierno, aunque la lógica y la coherencia indican que se pudo emplear medios telemáticos.
¡Nos encontramos en una profunda crisis económica! Miles de miles de personas han perdido sus empleos y fuentes de trabajo, el desempleo y el subempleo se han incrementado a cifras históricas, lo mismo respecto a la inflación. El Estado se ha reducido al mínimo, la carga tributaria se ha incrementado, vivimos casi todo el año en estado de excepción debido a una crisis de magnitud nunca antes vista. El presidente de la república nos ha pedido comprensión y compromiso en esta etapa de recesión. Pero aquello no aplica a la vicepresidenta, nuevamente la lógica y la coherencia nos indican que se pudo ahorrar mucho dinero evitando la visita presencial (que una comitiva viaje y se aloje en Europa no es muy barato que digamos).
Ahora vamos a analizar el asunto de la visita al Papa en el Vaticano, primero se debe dejar claro que el Papa cumple dos funciones relevantes, es el principal mandatario y representante del Estado Vaticano y al mismo tiempo es la mayor autoridad de la Iglesia Católica. Entonces a las críticas anteriores de que la vicepresidenta no entienda que nos encontramos en pandemia y crisis debemos sumarle que la vicepresidenta desde que asumió el cargo no ha sabido diferenciar entre su ferviente fe, públicamente manifestada y las funciones que realiza como servidora pública en un Estado Laico (o al menos eso afirma nuestra Constitución).
Nuestra vicepresidenta no es la única en realizar una visita, entre comillas “indispensable” y “obligatoria” al Vaticano, casi todos nuestros altos funcionarios tienen una fotito con el Papa de turno, eso sí nuestra vicepresidenta es la primera en hacer estos viajes en crisis y pandemia. En el fondo lo que ocurre es que, para nuestros altos funcionarioslo que va por encima (incluso en los tiempos que corren) son las razones personales sobre las razones de Estado, su fe sobre la laicidad del Estado, y también sin tapujos prima la viveza criolla de realizar un viaje gratis para ellos, pero muy costoso para el pueblo.
La cereza de pastel es que se justifique este viaje como una hazaña, cruzada o relato épico en la que la segunda mandataria y su comitiva (incluido esposo y guaguas) se “juegan la vida “por una “causa noble”. Realmente se tiene que ser muy indolente, descarado y sinvergüenza, les vendría bien revisar nuestras cifras de muertos, enfermos y desempleados. En fin, esperemos les aproveche el turismo estatal.