En un evento sobre democracia realizado en la ciudad de Miami, el cual evidentemente (incluso en tiempo de pandemia y crisis económica requería de la presencia de nuestro primer mandatario), supo a nosotros sus mandantes el dedicarnos las siguientes palabras: “algún momento una persona me manifestó y me lo dijo de forma frontal como acostumbra la gente: ojalá tuviéramos un mejor presidente. Yo le dije: ojalá tuviera yo un mejor pueblo también”.
Ante semejante confesión no podemos sino ofrecerle nuestras sinceras disculpas a nuestro siempre activo, sensible y siempre acertado presidente. Perdón por no estar a la altura de sus expectativas. Quizá no lo sabe o quizá se le olvidó, pero nosotros el pueblo llevamos varios años en una situación compleja, espero no entienda esto como una excusa. Le cuento algunas cosas que nos han sucedido.
Desde hace varios años vivíamos en una crisis económica apremiante, ya sabe, producto de ese sistema capitalista salvaje que usted apoya (fervientemente, pero de mala gana) y también de nuestros malos y corruptos gobiernos (de los cuales claro usted formó parte, pero bien de lejitos). Para colmo de males nos cayó una pandemia y tuvimos un índice de mortalidad superior a la gran mayoría de los países de la región y el mundo (claro, eso no es su culpa, aunque quizá hubiese sido mejor invertir en salud pública en lugar de gastar plata en armas para combatir a los manifestantes de octubre, pero de ley fue culpa de la exministra Romo).
Pero además le cuento, que luego de un año y dos meses seguimos en esa pandemia y pues resulta que seguimos sin estar preparados. Somos uno de los países con menos personas vacunadas en la región y cómo no nos podía ocurrir eso, si resulta que luego de un año no teníamos plan de vacunación, luego se puso esa página web improvisada que no servía (pero, aunque todo esto ocurrió en su gobierno, claro que tampoco fue su culpa, de ley fue de algunos de los múltiples ministros de salud… que usted designó).
Le cuento que somos uno de los países con menor cantidad de UCI y hospitales para atender a pacientes de Covid-19, hemos despedido profusamente a personal médico en los últimos años y quienes quedan están cansados y afectados física y psicológicamente; también hemos tenido escándalos de corrupción, quizá ha escuchado lo del reparto de hospitales y de los vacunados VIP, ya sabe, esos que se saltaron la fila por ser gente famosa e indispensable, no como esos médicos y enfermeras que tanto se quejan (sin duda usted no estaba enterado).
También subió la gasolina y como consecuencia varios bienes de primera necesidad, pero, aunque usted lo propuso, sin duda no podía prever lo que ocurriría. Debe ser culpa de alguno de sus ministros de economía que han mantenido una línea uniforme de reducción del gasto público, sobre todo en lo social, de reducción del tamaño del Estado incluso en lo considerado esencial, y de aumento de la precarización laboral (debió ser culpa de ese Richard Martínez, que bueno que lo castigaron y se fue de vicepresidente al Banco Interamericano de Desarrollo).
Podría seguir y seguir contándole cosas complejas que hemos atravesado como pueblo en estos últimos años, la violencia de octubre, la Ley de Apoyo Humanitario, los múltiples estados de excepción, el desfalco del IESS, las vicepresidentas y sus comitivas viajeras, el aumento del analfabetismo y la deserción escolar, la creciente violencia intrafamiliar, los problemas de las y los guaguas para educarse de forma telemática, la flexibilización y abusos laborales, y mil cosas más que de alguna manera u otra tampoco fueron su culpa. Pero ya resultamos cansinos y demasiado quejosos. Mejor dejemos hasta aquí el relato.
Señor presidente sin duda usted la ha pasado peor. Sea clemente y reciba nuestras humildes disculpas, dios quiera no volvamos a decepcionarlo.
Atentamente,
El pueblo jodido y que no merece a su ilustrísima merced