Comisión Organizadora del VII COSAVI en Resistencia «Juan Martín Moreira». Una Sola Salud.
7 de junio de 2021
En mayo del 2002 se realizó en Quito el Primer Congreso Nacional por la Salud y la Vida, organizado por el Consejo Nacional de Salud; en realidad, impulsado por la Representación en el Ecuador de OPS/OMS que pidió a Francisco Huerta Montalvo coordinar la organización del mismo. Un invitado importante en el congreso fue George Alleyne, entonces director de la Organización Panamericana de la Salud.
La idea de los congresos por la salud y la vida, y su denominación, fue de Edmundo Granda. Inspirada por un lado en los grandes congresos de salud que desarrollaban organizaciones sociales, populares y académicas en Brasil; pero también en los varios trabajos y conferencias que Edmundo desarrolló en Latinoamérica desde el año 1990.
La salud y la vida estaban en el imaginario de varios médicos sociales y actores de la salud colectiva de Latinoamérica, en contraposición a las ideas de enfermedad y muerte que predominaban en la salud pública de la región y sus instituciones oficiales.
La primera vez que Edmundo Granda se refirió a “la salud y la vida” fue en La Habana, en mayo de 1990, en una ponencia denominada “Algunos elementos sobre el desarrollo de la salud pública en América Latina”, en una crítica a la encrucijada de la salud pública latinoamericana.
En 1996 vuelve al tema de “la salud y la vida” en una conferencia en el Ministerio de Salud Pública de Honduras, denominada “Perspectivas de la salud pública para el siglo XXI”. Conferencia en la que, en relación al centralismo estatal y a la ciencia en salud, señala “se construya esa unidad o centralidad estatal, pero que aquella no colonice la diversidad, porque en ella se halla la salud y la vida”. Y añadía: “La ciencia, en cambio, ha querido explicar la enfermedad y la muerte sin llegar a comprender la salud y la vida”. (Edmundo Granda, págs. 74 y 76).
Pero donde llega a formular de manera más clara esta idea, es en una de sus ponencias más estructuradas sobre el tema, “Salud pública e identidad”, presentada en el Foro “Modelos de Desarrollo, Espacio Urbano y Salud”, en Bogotá, 29 y 30 de abril de 1999, auspiciado por la Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá, la Secretaría Distrital de Salud y la Organización Panamericana de la Salud.
En ese foro de Bogotá, Edmundo Granda reconoce que ya se estaban construyendo diversas iniciativas en torno a la salud y la vida (el Buen Vivir de las culturas andinas, uno de sus fundamentos), “…estaba sucediendo desde hace mucho tiempo, sino que ahora esas experiencias han adoptado nombres llamativos y ‘serios’ tales como ‘Municipios saludables’, ‘Frentes por la Salud y la Vida’, ‘Consejos Locales de Salud’, ‘Organizaciones por la Salud y la Naturaleza’, etc., los mismos que actualmente constituyen ‘tribus’ que defienden su salud y que en muchas ocasiones ya han convocado y unido a otros actores y pretenden transformarse en ‘públicos por la salud’2. La salud pública también se ha innovado en los propios movimientos de mujeres, de derechos humanos, de defensa del ambiente, etc., que, sin ese apelativo, han aportado para la salud mucho más que los que hemos estado introducidos en el ‘estuche duro’ de la ‘enfermología pública’”. (Edmundo Granda, pág. 133).
En la ponencia presentada en Bogotá, Edmundo estructura por primera vez lo que denomina un trípode diferente para construir la salud pública3 : “1. Presupuesto filosófico-teórico de la salud y la vida. 2. Un método que integra diversas metáforas, que hace variadas hermenéuticas (interpretaciones) pero con un importante peso de la metáfora del ‘poder de la vida’. 3. El poder de la identidad: el poder del individuo, de la ‘tribu’ de los públicos o movimientos sociales que promueven la salud, conminan al Estado a cumplir su deber y entran en acuerdos-desacuerdos con los poderes supra e infranacionales.” (Edmundo Granda, pág. 133).
Edmundo vuelve a retomar el trípode por la salud y la vida, y lo confronta con aquel tradicional, en varios de sus siguientes trabajos. Entre otros:
• “Salud: globalización de la vida y de la solidaridad”, ALAMES, La Habana, julio 2000. (Edmundo Granda, pág. 148);
• “Integralidad y vida”, Porto Alegre, diciembre 2001. Donde además define con mayor claridad el trípode tradicional (enfermedad/muerte, positivismo, Estado). (Edmundo Granda, págs. 164 y 165);
• “ALAMES: veinte años. Balance y perspectiva de la medicina social en América Latina”, Lima, agosto 2004. (Edmundo Granda, pág. 175);
• “El saber en salud pública en un ámbito de pérdida de antropocentrismo y ante una visión de equilibrio ecológico”, Quito, noviembre 2007. (Edmundo Granda, págs. 192, 197 y 203)
En el año 2008, lamentablemente, en plena etapa de gran producción, Edmundo Granda falleció, dejando un gran vacío en las reflexiones filosóficas sobre la salud y la vida, sobre los públicos por la salud, y muchos otros temas; no sólo en el Ecuador, sino en toda Latinoamérica.
Por ello resulta risible, por decir lo menos, que en el año 2017, seguramente buscando coartar más la participación social, se haya registrado en el Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual, a través de una resolución del 13 de noviembre de 2017, “CONGRESO POR LA SALUD Y LA VIDA-COSAVI, EN SU CONJUNTO, y derechos de exclusividad sobre los términos aisladamente considerados, a favor de CONSEJO NACIONAL DE SALUD, que protegerá los servicios de Clase Internacional No. 41, especificados en la solicitud”.
Los congresos por la salud y la vida fueron ideados por Edmundo Granda y acogidos por la población ecuatoriana. Apropiarse del pensamiento de Edmundo Granda, de los congresos por la salud y la vida, y peor aún “derechos de exclusividad sobre los términos aisladamente considerados” (es decir de las palabras: congreso; por; la; salud; y; vida; COSAVI), definitivamente no es ético.
Las reflexiones sobre la salud y la vida, así como la idea de los congresos que llevan ese nombre, propuestas que las promoviera Edmundo Granda, fueron acogidas por unanimidad en el 2002 (y aún antes) y se convirtieron en un bien colectivo. Nunca Edmundo lo hizo con la intención de que una institución o persona se apropiara de términos que recogen categorías de reflexión y debate universal, como tampoco de los objetivos de importantes espacios de participación ciudadana.
El CONASA, luego de organizar cuatro congresos en los años 2002, 2004, 2007 y 2009, dejó de organizarlos por razones desconocidas, incumpliendo lo que señala la Ley Orgánica del Sistema Nacional de Salud (LOSNS) en su artículo 19, numeral 6, como una de las funciones del Consejo Nacional de Salud, la de “Convocar y organizar periódicamente eventos de amplia consulta nacional sobre los temas relevantes para la salud del país” e incumpliendo también una de las resoluciones del I COSAVI (2002) que señala “Apoyar el fortalecimiento del (CONASA) Consejo Nacional de Salud y bajo su convocatoria institucionalizar el ‘Congreso Nacional por la Salud y la Vida’ a realizarse por lo menos cada dos años como espacio democrático de veeduría y consulta nacional, sobre temas de trascendencia para la salud de la población del país”.
En este contexto, resultó sorpresivo aquel nefasto registro en el IEPI, después de ocho años de silencio (al 2021 son ya doce años), más aún cuando organizaciones de la sociedad civil han retomado el espíritu participativo de esos congresos para debatir temas fundamentales para la salud de la población ecuatoriana.