El pasado 20 de julio de 2021 un grupo de personas salió a protestar a las calles de Guayaquil. Su motivo, protestar contra la supuesta vacunación obligatoria contra la Covid-19. Luego de ver los videos del evento no queda más que respingar. Basta con escuchar las arengas de estas personas y leer los textos de sus pancartas, por cierto, con muy mala ortografía, ni se diga sobre la pobreza de sus argumentos, para sentir como se vivía en el medioevo: dogmas, miedo, misticismo, desinformación, pensamiento irracional, divulgación de mentiras, y todo excusándose en una supuesta libertad. Uno se siente transportado a los tiempos en los cuales la gente pensaba que la tierra era plana, que existían las brujas y que si nos bañábamos en semana santa nos convertíamos en pescado.
Si bien hay algunas cosas que merecen un examen más crítico con relación a la conducta de las farmacéuticas que desarrollan las vacunas, por ejemplo, sobre la rendición de cuentas pendiente sobre la financiación pública y las patentes, se debe mantener siempre presente que el proceso de investigación se desarrolló con altos estándares de calidad y ética científica, pero sobre todo que ¡las vacunas funcionan! ¡todas las vacunas funcionan!
No entender algo no equivale a que sea malo. Menos aún da licencia para ir por las calles desinformando, esparciendo ignorancia, ni generando miedo. Para hacer un símil, quizás solo 2 o 3 personas de las que fueron a marchar entienden cómo y por qué funciona el WiFi, pero no las vemos marchando “contra ese mal que permite que se cometan cibercrímenes”. ¡No hay que confundir libertad y autonomía individual para tomar decisiones con irresponsabilidad social!
Gracias a las vacunas ha caído en picada el uso de unidades de UCI en el país y en el mundo. Gracias a las vacunas han dejado de morir personas como al comienzo de la pandemia. Si esto no es estar a favor de la vida, no se sabe entonces qué lo es.
¿O estamos acaso ante una situación de doble rasero o de doble estándar? ¿En que alguien cree que basado en sus creencias puede exigir a los demás como comportarse? Pero cuando se le exige que cumpla con un mínimo de civilidad y consideración antepone “su libertad” a la de las demás personas que le rodean ¿alguien que se queja de que Ecuador no sale del “tercermundismo” pero sin empacho ni remordimiento evita vacunarse poniendo en riesgo a sus seres queridos, personas que le rodean y sociedad en general. ¿De esas personas que se disparan en el pie, pero luego culpan al vecino por no haberle escondido el arma?