La salud pública se nos muere poco a poco

Las últimas semanas el actual vicepresidente, Alfredo Borrero, visitó varios hospitales y centros de salud del país, luego de ese baño de realidad señaló lo que todas las personas que usamos a la salud pública sabemos. La salud se encuentra en estado calamitoso, una falta de medicamentos angustiosa y una alarmante falta de recursos y de medios para que los profesionales de la salud trabajen de manera adecuada.

El vicepresidente manifestó que planteará distintas acciones para mejorar la salud pública, señaló que tiene un plan que incluye “sacar a las farmacias de las instituciones públicas” y, como complemento, dijo que con el afán de combatir la corrupción y ser más eficaz, se crearía un sistema para la entrega de medicinas en farmacias privadas.

Lo dicho por el vicepresidente es un nuevo paso en el debilitamiento de la salud pública, y traza el camino hacia la privatización de la prestación de un derecho. Y no de cualquier derecho, uno muy relevante, la salud de todas y de todos.

Nadie se opone a modificar la institucionalidad pública, todos sabemos que es necesario dar soluciones ante la corrupción rampante y la ineficacia con la que opera, o mejor dicho no opera, la salud pública. Sin embargo, aquello no significa de manera alguna debilitar a nuestros hospitales y centros de salud, quitarles facultades y competencias y cederlas a los privados. El vicepresidente encuentra el calor en las sábanas.

El servicio de farmacia hospitalaria y el tratamiento farmacoterapéutico es mucho más que la simple entrega de medicamentos, pasa por la verificación de que los medicamentos sean seguros y eficaces, por la creación y preparación de ciertos componentes médicos, por tener stock suficiente y en la variedad requerida, por estar actualizados y al tanto de lo que realmente necesita el paciente. Y, sobre todo, por tener un enfoque humano que supera la lógica del mercado y la de la oferta y demanda.

Sin duda existen problemas y muchos, no solo en el tema de farmacias sino en la misma estructura de la salud pública, pero aquello se soluciona fortaleciendo y no desmantelando lo público. Sin duda, la salud pública se nos muere poco a poco.