De la noche a la mañana resulta que el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social eligió un nuevo Defensor del Pueblo, solitos sin participación de organizaciones sociales y de defensa de los derechos humanos, sin que ninguna persona pueda discutir que el Defensor quizá no es la persona más apta, con más experiencia o con más compromiso con los derechos humanos.
Para la gran mayoría de ciudadanos y ciudadanas quizá esto no le parezca tan relevante, entre todas las barbaridades que nos están ocurriendo: Subida de precio de la gasolina y víveres, eliminación de instituciones estatales que respaldan el cumplimiento de derechos sociales como salud, educación, vivienda. Puesta en marcha de una reforma laboral regresiva en la que el trabajador es violado en sus derechos de manera grosera, todo bajo el lema de más empleo sin importar las condiciones.
Muchos y muchas pensarán que la elección del Defensor o Defensora del Pueblo no es importante y esto ocurre, pues salvo muy honrosas excepciones hemos tenido toda clase de personajes en ese cargo, desde gente pasó sin pena ni gloria por el cargo, que hacía negociados con la repatriación de cuerpos de compatriotas, gente que utilizó el cargo para ser simpático con el poder de turno (mejor dicho, defensores del puesto) que luego se sumarían a un partido político, defensores de la represión contra el pueblo, agresores de mujeres, etcétera.
Pero aquí en realidad queremos contarle que la elección del Defensor del Pueblo, así se trate de un encargo, es un asunto vital importancia para usted y yo, nosotros, “el pueblo”. Precisamente un Defensor o Defensora del Pueblo debería ser un luchador de derechos del pueblo a carta cabal, un especialista en la temática sin duda, pero además una persona que no tema incomodar y enfrentar al poder. Todas esas barbaridades que nos están ocurriendo son una pequeña muestra de las luchas que debería dar el defensor o defensora, esto sumado a muchas otras competencias como las condiciones carcelarias, la tortura en cualquier ámbito, el mal funcionamiento de las instituciones públicas que afectan derechos, la defensa de los derechos del consumidor, los derechos de las y los jubilados, los derechos de la mujer, seguido de un largo etcétera.
Pero jamás vamos a encontrar a esa persona ideal y necesaria sobre todo en los tiempos que transcurren, si para elegirla no participamos, si para elegirla se reúnen un par de notables que no escuchan, no dan razones y no rinden cuentas por sus decisiones. Que en el mejor de los casos improvisan y en el peor de los casos tranzan. Unas personas que ostentan un cargo público pero que no hacen pública su función y se dedican a defender una elección de un Defensor indefendible.