“Allí donde existen grandes patrimonios, hay también una gran desigualdad. Por un individuo muy rico ha de haber quinientos pobres, y la opulencia de pocos supone la indigencia de muchos”. Estas palabras no las dijo Karl Marx o algún político comunista, sino Adam Smith, el denominado paladín del capitalismo en “La riqueza de las naciones”.
El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación divulgó una larga lista de políticos, funcionarios, empresarios, deportistas, cantantes, y otros, de 46 países que esconden sus propiedades e ingresos en paraísos fiscales para evadir el pago de impuestos. Esta lista, conocida como Pandora Papers, incluye al actual presidente del Ecuador.
El 20 de octubre, Guillermo Lasso, no compareció ante la comisión legislativa que lo convocó para que explique su vinculación con la investigación de los Pandora Papers y solo envió un oficio con su asesor jurídico. En él reiteró lo que antes apareció en el diario El Universo, “para poder ser candidato, en el 2017 se deshizo de sus inversiones offshore en Panamá y las pasó a dos fideicomisos en Dakota del Sur, luego de que se aprobara la Ley de Paraísos Fiscales, la misma que le fue dedicada por el correísmo”. Además, Lasso ha indicado que él y el Banco Guayaquil, del que es accionista mayoritario, han pagado durante los 15 últimos años alrededor de 590 millones de dólares por impuestos.
Hay muchas cosas que Lasso debe aclararle al país y debería dar la cara. Si bien él y su banco han pagado ese monto de impuestos, esos no son todos los impuestos que debieron haber pagado. ¿Cuántos impuestos han evadido en todos estos años? Si bien ya no posee compañías offshore en Panamá, y ahora ese dinero está en fideicomisos en Dakota del Sur y Delaware, ¿éstos no son acaso también paraísos fiscales, aunque no estén reconocidos como tales por hallarse dentro de los Estados Unidos?
Existe una relación entre el poder y la evasión tributaria. No es casualidad que los tres presidentes latinoamericanos en el poder, Lasso de Ecuador, Piñera de Chile y Abinader de República Dominicana, se encuentren entre los más ricos de sus países y evadan impuestos por medio de empresas en paraísos fiscales.
Eso de que “es su plata y pueden hacer con ella lo que quieran” es una afirmación muy discutible e incluso cuestionable. El tener dinero no puede ser una especie de patente de corso que permite a sus dueños hacer lo que quieran, como evadir el pago de impuestos que les correspondan -vía empresas offshore en paraísos fiscales- o mediante otras triquiñuelas llevadas a cabo por sus abogados. Esos impuestos que han dejado de pagar, son recursos indispensables en un país sumamente desigual como el Ecuador, cuyo pueblo tiene tantas urgencias en educación, salud, vivienda, trabajo, préstamos productivos, etcétera.
¿Qué dirán los potenciales inversionistas extranjeros al mirar con sorpresa que el propio presidente Lasso, quien tanto trata de seducirlos para que inviertan en el Ecuador, mantiene recursos en el exterior y que ni él apoya ni confía en su país? ¿Acaso piensa repatriar estos recursos (se estima que son 30 mil millones de dólares) e invertirlos para el desarrollo de su patria y dar el ejemplo a otros empresarios ecuatorianos que tienen el dinero afuera?
También se dice que tener dinero en empresas offshore no es un delito, pero como afirma el conocido diario “El País” de España, debería serlo. Es a todas luces antiético e inmoral. Y usted señor Lasso, que se precia de ser tan católico, debería tenerlo claro.