Hace 34 años Santiago y Andrés Restrepo Arismendy, dos muchachos de 17 y 14 años salieron de su casa en el sector de Miravalle en Quito, por última vez. Nunca más regresarían. Desaparecieron en manos de la Policía del Ecuador y hasta ahora, el caso sigue sin cerrarse. Ya en este 2022, ni la familia ni la ciudadanía saben dónde están sus cuerpos. Los autores intelectuales y algunos autores materiales no han sido juzgados, incluso varios de ellos ya fallecieron. El gobierno represor de León Febres Cordero decidió que este caso se convirtiera en secreto de Estado. El caso de los hermanos Restrepo se convirtió en el más emblemático de la desaparición forzada en el país y de las víctimas del terrorismo de Estado impuesto por ese régimen nefasto.
Desde ese fatídico 8 de enero de 1988, la vida de su familia cambió completamente. La vida de sus padres Pedro y Luz Elena, industriales acomodados y rodeados de un círculo social de clase alta, cambiaría completamente. Se dedicaron en alma y vida a la búsqueda incansable, tenaz, valiente, heroica de sus hijos. No escatimaron ningún esfuerzo. Esa búsqueda se convirtió en su razón de ser. Debieron soportar los engaños planificados por agentes policiales que les decían que sus hijos estaban con vida o que habían muerto y que los cuerpos estaban en tal o cual sitio, principalmente en la laguna de Yambo, o que habían muerto porque el auto en el que iban se accidentó. Mentiras y contradicciones. Pedro y Luz Elena, y también Marta Cecilia, su hermana y María Fernanda la hija menor, empezaron a hacer plantones todos los miércoles frente al Palacio de Carondelet, protestando por la desaparición de Santiago y Andrés. Para entonces la gente del círculo social que antes frecuentaban les había dado la espalda. En cambio, se les fueron uniendo otros familiares de desaparecidos, activistas, defensores de derechos humanos, personas solidarias.
Pasó el tiempo y en el gobierno de Rodrigo Borja un Comisión Especial determinó que fueron torturados en el SIC y desaparecieron en manos de la Policía y que aunque no se encontraron los cuerpos, los hermanos Restrepo fueron ejecutados extrajudicialmente y estaban muertos. Después, Luz Helena falleció en un accidente de tránsito. En el gobierno de Correa, la Comisión de la Verdad volvió a investigar nuevamente el caso poniendo buena cantidad de recursos, aunque sin resultados.
Algunos autores materiales, no todos, fueron juzgados y encarcelados pero nunca los autores intelectuales. El mismo León Febres Cordero murió en la impunidad hace ya 13 años. La laguna de Yambo fue explorada varias veces pero no se hallaron los cuerpos. Debe haber policías e incluso políticos, ya retirados, que saben donde están esos cadáveres pero callan.
En palabras de María Fernanda Restrepo, autora del documental “Con mi corazón en Yambo” sobre la desaparición de sus hermanos, “es más fácil el olvido y echar tierra a las cosas graves que han pasado en el país. Nosotros elegimos la lucha para combatir el dolor”.
Para la familia y para la conciencia pública del país, el caso de los hermanos Restrepo no estará cerrado hasta dar con los cuerpos y que se haga plenamente justicia. Otra responsabilidad del Estado ecuatoriano que sigue pendiente.