Cinco excusas del Estado para evadir sus responsabilidades

Una de las realidades más tristes que viven los ciudadanos es saber que el pago de sus impuestos no tiene ningún resultado o utilidad práctica. En teoría, los impuestos deberían ser esa contribución que sirva para generar mejores condiciones de vida para todas y todos.

Nuestros impuestos deberían servir para que el Estado central y los gobiernos autónomos descentralizados en el ámbito de sus competencias, realicen obras tales como crear escuelas, construir viviendas o pavimentar carreteras. A más de prestar servicios como los de salud básica, alumbrado eléctrico y agua potable. Son también sus competencias velar por condiciones de seguridad, como evitar que se dañen las laderas y quebradas, que los bosques se talen sin control, poner señales de tránsito, y muchas otras cosas más, que son muy importantes para que gocemos de nuestros derechos establecidos en la Constitución.

La realidad es otra, ya sea que hablemos de ese monstruo gigantesco que es el Estado central o de sus otras formas que no son más cercanas, como los municipios y las prefecturas. Los encargados de administrar esos dineros, cual si se tratase de un adulto irresponsable, ponen mil excusas para no encargarse de lo que por norma les corresponde. Aquí le presentamos 5 excusas usuales de la administración pública que se emplean para sacar el cuerpo.

1. Se agotó el presupuesto, quizá más adelante;
2. Son tiempos de austeridad y existen otras prioridades;
3. Yo no soy el competente, el competente es alguien más;
4. Ingrese el trámite formalmente, por escrito y con mil requisitos sino, no puedo actuar;
5. Ya estamos en proceso, usted espere pacientemente, que algún rato le contestamos.

Y estas 5 excusas son falsas y no tienen ningún sustento, y se lo explicamos clarito con estos cinco argumentos.

1. Sí existe presupuesto, pero lamentablemente, el Estado o lo administra mal o es presa de la avaricia de funcionarios corruptos.
2. Los derechos son siempre prioridad, se puede recortar presupuesto en muchas cosas, pero no en el disfrute de derechos.
3. El Estado es uno solo y siempre es el competente, en caso que la entidad a la que se le reclama su accionar no sea la adecuada, ésta debería derivar el trámite a quienes sí deben de actuar.
4. La formalidad del trámite debería ser lo de menos, lo importante debería ser satisfacer las necesidades ciudadanas, lo otro es generar burocracia, trabas y demoras.
5. El Estado debe ser eficiente, toda sus estructura y financiamiento deben servir para que sea efectivo en su accionar, los términos y plazos están para cumplirse.

Los ciudadanos estamos en nuestro derecho de quejarnos, reclamar y exigir transparencia y resultados. El Estado no existe sin nosotros, y sin nuestros aportes que salen directamente de nuestro esfuerzo y trabajo.