Luego de un año de gobierno

En su discurso del 24 de mayo en la Asamblea Nacional, Guillermo Lasso afirmó que los
principales logros en su primer año de gobierno fueron el plan de vacunación contra el Covid y
haber puesto la casa en orden en lo macroeconómico, es decir la implementación del plan de
ajuste económico acordado con el FMI.

De manera general, el programa de vacunación ha sido exitoso. Sin embargo, se observa que
las cifras de las terceras y cuartas dosis son notablemente inferiores a los de las dos primeras,
lo que puede conllevar a rebrotes y repuntes de los contagios, como en efecto, ya está
ocurriendo. Por otra parte, la campaña promocional del gobierno ya no tiene la fuerza de
meses atrás y la falsa sensación de que la pandemia ya ha sido superada, incluyendo la no
obligatoriedad del uso de mascarilla, decidida por el propio Guillermo Lasso, ha hecho que
buena parte de la población tenga un exceso de confianza y haya bajado la guardia frente al
virus.

Lo que no tiene nada de exitoso para la gran mayoría del pueblo ecuatoriano es el acuerdo con
el FMI, cuyas condiciones fueron aceptadas por el gobierno nacional. A pesar de que el
petróleo ecuatoriano está a más de $100 por barril desde hace varios meses, cada dólar
adicional al precio de $59, establecido en el presupuesto, va al Fondo de estabilización
acordado con dicho organismo para garantizar el reembolso de los fondos prestados e
incrementar la reserva monetaria que garantiza los fondos de los bancos privados. Este Fondo
ya se aproxima a los 10 mil millones de dólares.

Mientras tanto, 70% de ecuatorianos en edad de trabajar no tiene trabajo o tiene un trabajo
informal, gran parte de la población vive en la pobreza o en la pobreza extrema. La inseguridad
y la delincuencia han alcanzado niveles nunca antes conocidos. Los hospitales públicos carecen
de gran cantidad de medicamentos, insumos y con equipos que no funcionan. Cientos de escuelas y colegios estatales no pudieron abrir el mes pasado en la Costa por falta de fondos
para su rehabilitación. El gobierno central le debe cientos de millones a los municipios y
prefecturas y la enorme deuda con el IESS, que está prácticamente quebrado, sigue sin ser
pagada. Muchas carreteras están en pésimas condiciones.

Ante esta realidad, el gobierno debería emplear una fracción significativa del ahorro que está
en el Fondo de estabilización para cubrir parte de las enormes y urgentes necesidades de
recursos del Estado. Pero es un gobierno desconectado de la realidad, que piensa y gasta más
en publicidad de lo que debería, indolente ante la realidad social del pueblo. Es un gobierno
desbordado por la violencia del narcotráfico y de la delincuencia común, que sin saber qué
hacer al respecto, busca “chivos expiatorios” persiguiendo a jóvenes que disienten con la
ideología que nos rige. Muy difícil que cambie.