¿De qué hablamos cuando se usa el término derecho a la ciudad?

Un interesante rasgo de los derechos es que se actualizan conforme la vida cotidiana evoluciona. Por ello se habla en nuestros días de cosas como el derecho a la ciudad, pero ¿qué es eso? El término fue creado en 1968 por Henri Lefebvre. Con este quiso, por una parte, denunciar la injusticia de que las ciudades y sus espacios sufrieran una suerte de privatización, por la que solo quienes tuvieran recursos económicos pudieran gozarlas y vivir su vida con dignidad, pero también, logró poner de manifiesto la necesidad de que las personas que construyen las ciudades puedan vivirlas, habitarlas, trabajar en ellas y gozarlas en muchas formas.

Explica ONU Hábitat que este derecho incluye cosas como las siguientes:
• Un espacio libre de discriminación y violencia. Que abarque la diversidad en todas sus formas.
• Una ciudad o asentamiento inclusivo y que trate con igualdad con todos sus habitantes, sean permanentes o temporales.
• Participación en la formulación de lo político: presupuestos, políticas urbanas, ordenación del territorio, etcétera.
• Un lugar que cumpla con las funciones sociales que permiten mantener la vida: acceso a vivienda, bienes y servicios públicos de toda índole, uso justo de los espacios, entre otros.
• Espacios y servicios públicos de calidad que mejoren la vida colectiva de las personas.
• Una economía incluyente, que permita a las personas acceder a medios de vida seguros y dignos.
• Relaciones armónicas entre lo urbano y lo rural. Visible por ejemplo con la soberanía alimentaria

Como ejemplos del derecho a la ciudad en la vida cotidiana podríamos mencionar cosas como: contar con la posibilidad de caminar de forma segura para desplazarse y no depender de vehículos; usar transportes públicos a costos razonables, seguros y accesibles para adultos mayores y personas con discapacidad; eventos culturales gratuitos o accesibles; acceso a museos y lugares de interés histórico de forma gratuita en días específicos o en franjas horarias determinadas; que las veredas y lugares de paso peatonal no se conviertan en parqueaderos gratuitos de ciertos establecimientos y negocios. Ojalá en un futuro cercano podamos gozar en las ciudades de Ecuador de esta hasta ahora bella utopía.