PRODH
Esta es una experiencia de resiliencia de mujeres organizadas en una caja de ahorros para enfrentar el desalojo violento de tierras agrícolas de que fueron objeto, sin recibir medidas compensatorias. En Ecuador, el Estado promueve la división de las organizaciones campesinas a través del despojo de tierras agrícolas, así atenta contra su derecho de asociación.
Elena Plaza, de 54 años, es la presidenta de las mujeres de la caja de ahorros que se conformó a raíz del desalojo ilegal que sufrieron 44 familias pertenecientes a la Asociación Montubia Agrícola de Colimes, ASOMAC, por parte del Estado ecuatoriano el 11 de diciembre del 2015.
“El miedo de nosotros es latente, está ahí. Porque si nos desalojaron, tenemos el miedo de que también nos desalojen del poco espacio que todavía tenemos, porque tenemos deudas que pagar todavía de las tierras, una deuda por intereses altísima.”
“A partir del desalojo nos unimos, hicimos las cajitas de ahorros y de ahí surgió. Nos dieron la idea de ir ahorrando, entonces formamos la directiva, pero solo de mujeres. Nos va bien, nos reunimos mensualmente una vez al mes y ahorramos cinco dólares mensuales y con eso hacemos crédito entre nosotras, sólo entre el grupo, al 3%, y así nos estamos manteniendo.”
Bélgica Villamar, también es una de las fundadoras de la caja de ahorros que inició con 12 socias y ahora ya son 27. Todas son mujeres que vivieron la brutalidad del desalojo y han encontrado en esta caja una forma de apoyarse. “Claro, uniéndonos, porque unidas vamos a ser más fuertes. Nosotros empezamos de esa cajita de ahorros y a veces hay mujeres que ya no quieren seguir, que dicen: “ya me voy a separar del grupo” “Pero les decimos no, compañera, tienes que seguir porque es una forma de ayudarte a ti como mujer. Por medio de esa cajita de ahorros hacemos créditos para ayudar al esposo, para ayudar a hacer un sembrío a las mujeres, para la educación de sus hijos. Entonces, es una ayuda y nos empodera. No solo esperar el esfuerzo del esposo para poder nosotros salir hacia adelante.”
La caja de ahorros ha sido importante para esta asociación no solo en la economía, sino también, para empoderarse como mujeres tal como lo siente Elena. `No puedo decir que soy una líder, no, porque me falta mucho por aprender, pero en especial para ayudar a mujeres que no sean maltratadas como lo fui yo, vengo de un hogar donde hubo mucha violencia con mi padre. Mi padre era muy golpeador, se puede decir, golpeaba a mi mamá, a nosotros, fue una niñez dura. Entonces, yo decía que, si mi mamá estuvo ahí, yo también tengo que estar allí. A veces yo converso con mujeres y digo tú puedes sola. No necesitas a un hombre para salir adelante cuando uno quiere y se propone, tu puedes sola.”
Las 44 familias desalojadas de ASOMAC aún siguen luchando por recuperar su tierra, juntos, aunque el Estado ecuatoriano, en lugar de protegerlos, los ha tratado de dividir.
Elena concluye su relato señalando que “Habíamos luchado tanto por tener un espacio para vivir dignamente y de la noche a la mañana, y en minutos, todo tu esfuerzo y todas tus luchas estaban en el piso. Y salir de ahí con tus hijos… mi hijo me dijo: “mamá, ya no voy a ir a la universidad porque no vas a poder con todo”. Digo no, mijo, tranquilo que usted va a seguir estudiando, gracias a Dios pude y se hizo un profesional y ahora él trabaja para que mañana no sufran los maltratos que yo que yo sufrí, que tenga un plato de comida donde cuando el coma, no esté llorando.”
Las familias de ASOMAC, así como otras familias campesinas, viven de la tierra. Al despojarlas de ella, se siembra el hambre y se vulnera su derecho a organizarse.
Esta historia, recogida por el Colectivo Pro Derechos Humanos, PRODH, es un llamado para que el Estado ecuatoriano respete el derecho a la libre asociación, haga justicia con las 44 familias despojadas de sus tierras y repare su sufrimiento.
#CampesinosPorLaTierra
#CampesinosPorDerechosDeAsociación