Lo que no nos dicen sobre la muerte de la abogada

Santiago Arguello Mejía

Preocupante la torpeza en el manejo de un caso tan grave producido nada menos que al interior de un recinto policial.

1) Es indudable que lo primero es sacar los pies del plato y detener a quien sería el responsable de tan macabra historia. Le dejaron fugarse al teniente Cáceres y ahora tienen que sacarle de debajo de las piedras donde en apariencia lo tienen escondido. Y no para que nos haga un cuento imposible de creer, sino para que hable la verdad de su delito y de sus cómplices.

2) No hay que ser malpensado para preguntarse si el cadáver de la víctima fue extraído de la Escuela Superior de Policía el día y la hora en que se produjo el crimen. Las pocas imágenes difundidas no dejan en claro si en el lugar en que fue encontrada se le había enterrado o estaba a la superficie. Se ve a la distancia una cobija nítida que no parece haber sufrido las inclemencias del clima y el polvo del sector durante once días. Exigimos una explicación.

3) La Fiscalía debe ser diligente para entregar resultados sobre la autopsia y los detalles del estado del cadáver, puesto que de lo contrario permanecerán dudas sobre la reconstrucción histórica del hecho que se investiga. La intervención de esa noble institución debe permitirnos a los ciudadanos hacernos una imagen clara de los hechos y derivar en responsabilidades específicas por acción y omisión.

4) Está claro que se peca también por omisión, en particular si se tiene la obligación jurídica de actuar… porque no actuar equivale a producir el daño… y por tanto hay responsabilidad de un cúmulo de cadetes y oficiales de policía que fueron testigos mudos de tan luctuosos acontecimientos.

5) El artículo 48 del COIP establece sin sombra de duda que una agravante es que el hecho se hubiera producido, como es para todos evidente, en un recinto policial.

La pena e indignación que nos causa el hecho no debe impedirnos de ver un conjunto, en definitiva, la reconstrucción verídica de los hechos. Para eso está el proceso, que bien podría iniciarse en ausencia del principal implicado, pero que requiere de su presencia para su juzgamiento en el proceso penal. ¿Se lo sacará de debajo de las piedras o será otra pregunta no respondida, como en el caso de los chicos Restrepo?