En la última década hemos tomado mayor conciencia sobre la importancia del valor del trabajo de cuidados en nuestras sociedades. Los trabajos de cuidado son de variada índole dirigidos a sostener al hogar y la familia. Un trabajo que en su mayoría no es remunerado, pero, además, tampoco es repartido de forma equitativa entre hombres y mujeres.
Por ello, tan cerca en el tiempo a una conmemoración más del Día Internacional del Trabajo, es importante que tomemos unos minutos para tomar conciencia de esta labor vital para toda nuestra vida. Así, ONU Mujeres nos invita a aplicar las 3 R al abordarlo:
RECONOCER
REDISTRIBUIR
REDUCIR
En primer lugar, el reconocimiento se refiere a hacer visible y revalorizar el trabajo de cuidados, todavía asumido principal y mayoritariamente por mujeres. Supone además el uso de la información para el diseño de políticas públicas. La redistribución se refiere a la repartición de manera más justa y equilibrada del trabajo de cuidados no remunerado. Por último, reducir implica ampliar la cobertura a las necesidades básicas del cuidado reduciendo la responsabilidad desde los hogares, en pocas palabras, que existan instituciones públicas que pueden asumir parte de esta carga.
Tenemos una deuda histórica todavía muy grande con las mujeres, pues con la excusa de que “eso lo hacen mejor las mujeres” o “mi mamá nunca me enseñó”, se ha descuidado la corresponsabilidad que le corresponde a los varones en el cuidado de la vida, que ocurre desde el propio hogar. ¡Hay que romper con los estereotipos y roles de género! Los hombres son tan capaces de realizar el trabajo de cuidados como cualquiera.
Veamos algunos datos de Oxfam que aclaran el panorama: este trabajo es el que mantiene en funcionamiento a las economías y las sociedades, sin cuidados no hay alimentación, ni salubridad del día a día, ni siquiera un buen descanso; su aporte equivale a 10.8 billones de dólares anuales, eso es 3 veces más que la industria tecnológica en América latina; se calcula que las mujeres y las niñas realizan el triple de trabajo no remunerado de cuidado de los hombres; el 42% de las mujeres del mundo no pueden acceder a trabajos remunerados porque tradicionalmente han sido las únicas responsables de las labores del cuidado, o cuando lo realizan recibiendo remuneración, es muy mal pagado.
Pensemos en qué labor de cuidado vamos a asumir cotidianamente, también cambiemos de nuestro lenguaje diario la expresión “yo sí ayudo en la casa” por “yo sí me ocupo del trabajo de cuidado de mi hogar”.