Carta al PRODH VOCES COMPROMETIDAS
Quito, 29.06.2023
Saludos queridos y estimados compañeros del Colectivo PRODH.
Agradezco los importantes y permanentes envíos de su Boletín «Voces Comprometidas» sobre Derechos Humanos. Sigo con expectativa sus contenidos, más aún cuando pronto llegarán al número 1.000, porque desde ya me siento orgulloso de compartir ese logro educomunicacional.
En este Boletín No, 952, en el artículo sobre el «Día Mundial del Suelo y prevención del Estado frentes a los desastres naturales», escrito por Cristian Roberto Borja Calahorrano, expresa: «Otra pregunta que se plantea es referente a las acciones que han tomado las autoridades para mitigar los impactos del Fenómeno del Niño de este año. Si bien los desastres naturales, en muchas ocasiones no se pueden prevenir, no es menos cierto que se debe prever, a fin de que las afectaciones en la vida de las personas sean lo menos graves posible. Los más afectados siempre serán las personas que no cuentan con los recursos necesarios para hacer frente a estas circunstancias». (el subrayado es mío).
Me permito señalar que lamentablemente se ha normalizado el uso equivocado del término «desastres naturales» para identificar a los fenómenos naturales. No es natural que haya desastres. Los desastres no son naturales, son sociales, fruto del desconocimiento, falta de políticas sociales, de presupuesto encaminadas a la reducción del riesgo de desastres, a la falta de información y educación de la población.
Cuando ocurre un terremoto, una erupción volcánica, una alteración hidrometeorológica o del sistema climático en el mar, como el caso del Fenómeno de El Niño, parecería que inevitablemente deben haber fallecidos, heridos o desastres en las viviendas. El equivocado e insistente uso de palabras y términos terminan por crear realidades que convencen a la sociedad que los desastres son obra de la divinidad, del destino, de fuerzas poderosas imposibles de detener, de algo inevitable; lo cual no es así, no es cierto.
En la gestión del riesgo de desastres, al menos, cuatro son los actores clave que intervienen con mayor o menor nivel de responsabilidad: 1. El Estado (todos los poderes y su institucionalidad- ministerios, GADs, etc). 2. Las Familias (en todas sus acepciones). 3. La Comunidad o sociedad (organizaciones sociales y populares, empresarios, deportistas, etc.). 4. Los medios de comunicación social y sus comunicadores.
Esta forma de expresar la realidad de los fenómenos excusa, evita y quita responsabilidad a las autoridades y poderes nacionales y locales de su desconocimiento, acciones irresponsables frente a los fenómenos naturales y antropogénicos, también quita responsabilidad a las mismas familias sobre lo que hicieron o dejaron de hacer frente a esos fenómenos.
Es un grave error naturalizar los desastres como si fuera una acción inevitable, imposible de evitar. Esta forma de pensar en el fondo responde a una ideología que permanentemente busca formas para que naturalicemos, por ejemplo, la pobreza, la violencia a las mujeres, la explotación, justifica la existencia de las clases sociales y de que siempre han habido y seguirán habiendo ricos y pobres, explotadores y explotados, abusadores y abusados.
No, no es natural que haya desastres.
Agradezco de antemano la lectura de esta fraterna reflexión.
Con el cariño y admiración al trabajo tesonero del PRODH y de su Boletín «Voces Comprometidas».
Pancho Ávila Paredes