En la consulta popular del 20 de agosto pasado, alrededor del 60% de ecuatorianos se pronunciaron por mantener bajo tierra el petróleo del ITT en el Yasuní. Esta zona que corresponde al bloque petrolero 43 tiene la característica única de ser nada menos que la zona más biodiversa por kilómetro cuadrado del planeta y además en ella habitan pueblos no contactados y en aislamiento voluntario, los Tagaeri y los Taromenane. Esta consulta fue aprobada luego de 10 años en los que varios colectivos, principalmente Yasunidos, venían luchando para que sea llevada a cabo y distintos presidentes del Consejo Nacional Electoral, funcionales al correísmo, habían echado mano de toda clase de triquiñuelas para impedirla. Hasta que la Corte Constitucional finalmente avaló la realización de la consulta y el pueblo pudo pronunciarse.
Sin embargo, recientemente el presidente Lasso en un video que se filtró en redes sociales afirmó: “… no queremos que termine la producción en el bloque 43 y vamos a sostener esta posición el mayor tiempo posible”. Agregó que el resultado de la consulta es inaplicable. Estos pronunciamientos por parte de un mandatario resultan vergonzosos porque debería ser el primero en acatar lo decidido por los votantes en la consulta. Por otra parte, el artículo 106 de la constitución y el 198 del Código de la Democracia señalan que el resultado es de inmediato cumplimiento. Por lo tanto, el gobierno debería proceder enseguida a comenzar a sacar los materiales y equipos del ITT y terminar los contratos con las empresas que trabajan en el bloque 43.
El gobierno indica que no hay partida presupuestaria para poner en práctica la consulta pero es su obligación encontrar alternativas. Por ejemplo, cobrar las deudas en firme de los 500 mayores deudores con el SRI, cuyo monto es de cerca de 2000 millones de dólares o retirar beneficios y exoneraciones tributarias, que en el 2021 representaron más de 6000 millones de dólares. Pero un gobierno como el de Lasso no va a tomar este tipo de medidas. Ha sido un cúmulo de indolencia, inoperancia y errores. Además, ya está de salida, solo le quedan unos 3 meses.
Para los habitantes de la zona sí existen alternativas a trabajar para las petroleras: turismo comunitario, agricultura familiar, biotecnología, biocomercio. Es necesario cambiar el modelo extractivista, que luego de 50 años de implementado en el país empieza a llegar a su fin sobre todo por el agotamiento de las reservas de petróleo que no superarían los 10 años. En todo caso, lo que pase con el ITT y este modelo quedarán en manos del siguiente gobierno y ninguno de los dos candidatos a la presidencia Luisa González y Daniel Noboa han indicado con claridad y detalle cuál será su política al respecto.