Israel está llevando a cabo un genocidio contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza. Tras unos días de tregua, el ejército israelí retomó los bombardeos sobre este pequeño territorio superpoblado, siendo aún más mortales y destructivos que los anteriores a la tregua.
Los brutales ataques del Estado sionista ya han dejado más de 16 mil muertos, 40 mil heridos, un millón y medio de desplazados dentro de la franja que no tienen ningún sitio seguro donde refugiarse, algunos han alcanzado Egipto. Varios hospitales han sido bombardeados con todos sus pacientes, incluso recién nacidos. Escuelas y universidades también han corrido la misma suerte y tampoco las guarderías se han salvado. Cuarenta mil toneladas de bombas han caído sobre Gaza y el propio asesino Netanyahu ha presumido que las incursiones aéreas han superado las 10 mil.
Israel no ha dudado en usar en Gaza armas prohibidas por las leyes internacionales. 60% de las viviendas de los gazatíes han sido destruidas total o parcialmente. Además, el ejército de Israel interrumpe en la franja, según le venga en gana, el suministro de agua, electricidad, teléfono e internet. Las violaciones a los derechos humanos de los palestinos y palestinas son infinitas.
Detrás de todas estas cifras están el terror, el dolor, el sufrimiento y la desesperanza del pueblo palestino que está siendo masacrado ante la vista y paciencia de los aliados occidentales de Israel y de algunos estados árabes aliados de Israel, cono Arabia Saudita, que de vez en cuando levantan una tímida protesta.
La gran aspiración de Israel es expulsar el mayor número posible de palestinos de Gaza y, sobre todo de Cisjordania, para ampliar ahí los asentamientos con colonos judíos y alcanzar, de manera ilegal, ilegítima y varias veces condenada por la ONU, su más caro objetivo: hacerse con todos los territorios palestinos.
Las potencias occidentales, con Estados Unidos el gran aliado a la cabeza, lo apoyan de manera generosa financieramente, en materia de inteligencia y con armas, incluyendo las prohibidas por acuerdos internacionales. Algunos dirigentes mundiales se han atrevido a acusar a Israel por el genocidio y Naciones Unidas ha elevado el tono de sus quejas.
Por otro lado, este genocidio ha unido a muchos movimientos de solidaridad mundial y recuerdan al auge de los movimientos anticoloniales de liberación nacional de hace algunas décadas.
Netanyahu ha dicho que sus objetivos son rescatar a los rehenes, destruir a Hamás y desmilitarizar la franja. Ya ha cometido el mayor crimen colectivo del siglo XXI y, hasta ahora, no ha conseguido ninguno de esos objetivos. A pesar de las matanzas, el hambre y la destrucción de sus casas, la mayoría de gazatíes se ha negado a abandonar su territorio. El pueblo palestino resiste heroicamente. El proyecto sionista en Gaza durará lo que tenga que durar dicen sus líderes, y sus aliados norteamericanos asienten.