El Ecuador como muchos países de Latinoamérica vive sumido en una continua crisis económica producto de múltiples factores, entre ellas el neocolonialismo que le ha otorgado al Sur del continente un papel subordinado a las grandes potencias, siendo el patio trasero del que extraen materia prima para ellos producir riqueza, otra de las razones es la crisis que arrastramos debido a los efectos de la pandemia en la economía que han acrecentado el desempleo, subempleo y en general la desigualdad en el reparto de riqueza. A todo ello, ahora debemos sumarle la crisis económica generada por la criminalidad organizada, la cual afecta, sobre todo, pero no exclusivamente, a los sectores y provincias más desatendidos por un Estado ausente y una seguidilla consecutiva de gobiernos ausentes.
Por si fuera poco, el Fenómeno del Niño y el calentamiento global han golpeado con extrema fuerza a determinadas provincias entre ellas Manabí, Azuay, Santo Domingo de los Tsáchilas, Guayas, Los Ríos, Esmeraldas, Manabí y El Oro. El Diario El Comercio señala que, desde que comenzaron las lluvias a finales de enero 5 personas fallecieron, 6 personas sufrieron heridas, 238 personas fueron damnificadas, 22.769 personas han sido afectadas, 40 viviendas fueron destruidas y 5.053 viviendas se han visto afectadas. Lo ocurrido no causa sorpresa alguna. De hecho, estas mismas provincias ya habían sufrido las inclemencias del clima en el gobierno de Moreno, luego en el gobierno de Lasso y ahora en el de Noboa, en todos los casos se prometieron recursos para combatir y prevenir desastres que nunca llegaron.
Ante este escenario, el actual gobierno y anteriores han preferido encauzar sus medidas económicas en el pago de deuda externa, permanentes medidas de austeridad que se reflejan en la reducción del gasto público en derechos y la drástica reducción del tamaño del Estado, incluso en áreas de vital importancia como salud, educación y justicia. Ahora, incluso se ha optado por agregar un impuesto regresivo y de afectación generalizada con énfasis en los más pobres como ocurre con el alza del 12% al 15% del Impuesto al valor agregado (IVA) La excusa que permitió que esto ocurra sin mayor reclamo fue que los nuevos ingresos servirían para combatir la criminalidad organizada, ante el shock que generan los hechos delictivos el pueblo no tuvo capacidad de organización, reacción y respuesta.
La forma como se invertirán los recursos deja bastantes dudas, muchos temen que el dinero obtenido no se destine a las urgentes necesidades sociales y la urgente obra pública sino nuevamente al pago de deuda, viajes y lujos, o medidas populistas que generen réditos para una eventual reelección del primer mandatario, o que aún peor se pierda nuevamente en tramas de corrupción. Para colmo de males, las dudas y sospechas parecerían ser muy justificadas, en lugar de que el dinero combata la crisis, la profundiza, incluso ahora el Presidente Noboa ya ha comunicado a la Confederación Sudamericana de Fútbol, su férrea intención de que el Ecuador sea Sede de la Copa América 2028, las frases de pan y circo resuenan como en la antigua Roma.
Al parecer, el Estado ausente sin capacidad de reacción permanecerá varios años más y el gobierno distante e indolente no variará, mientras tanto el pueblo jodido, rejodido en una crisis permanente sin intención de acabar.