La actividad petrolera y sus efectos

Diocles Zambrano, Provincia de Orellana

La actividad petrolera, y sus malévolos efectos se han convertido en desgracia para las provincias de Orellana y Sucumbíos. Por esta mala práctica que utiliza Petroecuador, sus filiales contratistas y asociadas, al igual que las empresas privadas; son muchos los peligros que corremos las personas que “se nos dio por venirnos a hacer patria en este pedazo de suelo Oriental”.
Si no son los efectos de los derrames de Petróleo, agua de formación o de residuos peligrosos, son los fatídicos mecheros que queman el gas asociado que se encuentra junto al petróleo, que al extraerlo lo queman indiscriminadamente junto las sustancias tóxicas que contienen; en donde se encuentran metales como el azufre, el plomo, el níquel y un montón de sustancias que se asocian a este gas y que al combustionar en una forma incompleta expiden otras sustancias mucho más peligrosas. La mayoría son cancerígenas, razón por la que miles de personas se encuentran con enfermedades raras o catastróficas de cuyos resultados han muerto muchas personas. Estas muertes han ocurrido en ambas provincias, sin tener ni siquiera la opción de ver a un especialista que pueda diagnosticar en forma temprana estas enfermedades.
Por otro lado, cuando las personas afectadas denuncian estos efectos se convierten en blancos perfectos de las amenazas por parte de grupos interesados en que esta actividad no sea fiscalizada, ya que supuestamente se ven afectados sus intereses. Por lo que muchos líderes y lideresas han perdido su libertad y en muchos casos hasta su vida por intentar reclamar sus derechos.
El caso más reciente es el de la niña Leonela Moncayo, una de las demandantes en el caso denominado MECHEROS, que el día 26 de febrero de 2024, fue amedrentada con un artefacto explosivo artesanal “BOMBA” muy cerca de su vivienda. Esto ha causado indignación en la población de las provincias de Orellana y Sucumbíos por estos atropellos y atentados contra nuestra salud, nuestra dignidad, y por ende nuestras vidas, por el solo hecho de atrevernos a reclamar por nuestros derechos.
Es hora de que se ponga punto final a tanto atropello e impunidad.