Celebramos la vida de Paola Roldán y nos referirnos al derecho a la muerte digna. Para
quienes no se encuentren al tanto acerca de Paola, les contamos que fue una mujer
extraordinaria, hija de una familia que le adoraba, una persona profesional que exploró
el mundo, casada felizmente y con un hijo de cinco años, escribió un libro sobre su vida,
una vez que le fue diagnosticada una enfermedad llamada esclerosis lateral amiotrófica
(ELA). Los últimos años de su vida los empleó en el reconocimiento a la muerte digna
para cualquier persona que se encuentre en una situación semejante a la suya. Paola,
luego de cuatro años de enfrentarse a dicha enfermedad, falleció el once de marzo a sus
cuarenta y dos años.
El ELA es una enfermedad que provoca cada vez con mayor intensidad el
debilitamiento de los músculos, contracciones involuntarias y paulatinamente la
incapacidad para mover las extremidades y el cuerpo en su totalidad. Las personas que
tienen esta enfermedad requieren de respiración y alimentación asistida, terapias físicas,
un personal médico permanente y cuantiosos medicamentos para apaliar su creciente
dolor, esto sumado a la impotencia de poco a poco volverse prisioneros de un cuerpo
que ya nos les pertenece.
Como el ELA, existen muchas otras enfermedades semejantes, graves, irreversibles,
incurables, que provocan un intenso padecimiento físico y psicológico. Lo dicho
también es extrapolable a lesiones que tengan estas características y provoquen estos
efectos. Como es de imaginar, el caso de Paola no es el único en nuestro país, muchas
otras personas se encuentran en situaciones semejantes, existiendo en lugar de vivir,
sufriendo contra su voluntad un auténtico calvario que solo empeora y que les conducirá
a la muerte.
Paola presentó una demanda de inconstitucionalidad el 8 de agosto de 2023 contra el
artículo 144 del Código Orgánico Integral Penal, esto con la intención de que a las
personas que se encuentren con un diagnóstico médico semejante y que en el libre
desarrollo de su personalidad manifiesten inequívocamente su voluntad, se les
“reconozca el derecho a la muerte digna” mediante un procedimiento eutanásico
profesional y asistido. Además, solicitó que los profesionales que participen en dicho
proceso se encuentren exentos de todo tipo de responsabilidad.
Finalmente, el 5 de febrero de 2024 la Corte Constitucional del Ecuador, luego de leer y
escuchar diversos argumentos y luego de una gran discusión y una larga espera, admitió
la demanda, reconoció el derecho a la muerte digna, ordenó al Ministerio de Salud
Pública reglamentar los procedimientos eutanásicos y a la Defensoría del Pueblo
elaborar un proyecto de ley que deberá ser discutido y aprobado por la Asamblea
Nacional.
Paola nos deja un legado de lucha, amor y justicia, un legado que permanecerá en el
tiempo y que favorecerá a muchas otras personas que necesiten ejercer este derecho. Te
abrazamos fuerte Paola y esperamos que encuentres esa paz tan ansiada. No existe vida
digna sin muerte digna.