FORMAR VERDADEROS CIUDADANOS Y CIUDADANAS

El Ministerio de Educación comunicó recientemente que, a partir del siguiente año lectivo, comenzando por Sierra y Amazonía, se incluirá en la malla curricular de las escuelas y el bachillerato una nueva asignatura denominada “Cívica, Ética e Integridad”. Según comentó la ministra, el objetivo de esta iniciativa es lograr mejores resultados en ciudadanía, la nueva asignatura pretende fortalecer la identidad nacional, el orgullo por los símbolos patrios, fomentar la educación en derechos y valores, y contribuir a la construcción de un tejido social basado en el respeto en las normas y reglas.”

En general la propuesta ha sido bien recibida por las y los actores sociales, quienes coinciden en la profunda crisis ciudadana que está viviendo la sociedad ecuatoriana, se vinculan a esta problemática: el irrespeto del Derecho y las instituciones estatales, la corrupción generalizada, el incremento de delitos de todo tipo y el crecimiento de la criminalidad organizada en el país.

En efecto, la gran mayoría de países de Europa y América tienen una o varias materias que ponen el foco de atención en los “valores ciudadanos”, la pedagogía moderna señala que la educación va mucho más allá de impartir conocimientos técnicos y que su importancia radica en formar personas, ciudadanas y ciudadanos.

Así también la Organización de las Naciones Unidas y la UNESCO han recomendado a los Estados fomentar valores entre sus ciudadanos que fomenten la democracia, los derechos humanos y el Estado de Derechos, todo ello con el fin de mejorar la convivencia entre las personas y la paz entre las naciones.

Pese a lo positivo de la propuesta desde el Colectivo PRODH consideramos importante aportar a dicha discusión. Primero que todo, es verdad que estamos en una crisis de valores ciudadanos y que muchos de los problemas sociales actuales se encuentran vinculados a la ausencia de valores. Sin embargo, el problema es mucho más grande que agregar una asignatura, si el Estado quiere un cambio relevante deberá respaldar y fortalecer la educación y otros derechos del buen vivir como son la alimentación, la salud, la vivienda, el trabajo y el fomento de la ciencia y la cultura, es decir garantizar una vida digna para todas las personas.

Si queremos que la educación sea un motor de cambio, primero que todo el actual gobierno debe garantizar que las niñas y niños asistan a las escuelas y permanezcan en ellas, y que sus preocupaciones centrales se encuentren en sus estudios y no en buscar comida para su estómago vacío o en ayudar a la economía familiar para tener un techo sobre sus cabezas.

La asignatura de “Cívica, Ética e Integridad”, deberá ser mucho más que la memorización de contenidos deberá ser construida de tal manera que interiorice en las personas el amor por los otros seres vivos con los que compartimos existencia, el respeto por la democracia y el Estado de Derecho, y el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de obligaciones. Y eso no se lo hace aprendiendo himnos, recapitulando batallas y jurando lealtad a símbolos patrios, y mucho menos adoctrinando a las personas en una particular visión política, religiosa o económica.

Esperemos que esta signatura no sea un mero placebo y medida de distracción, sino que, tomada en serio por el gobierno, contribuya a la solución de los numerosos problemas sociales.